domingo, 2 de octubre de 2011

RELATOS DE MONTAÑA / Proceso*

“ Proceso* una forma de entender la montaña” por Manuel Prieto Sánchez


“Mucho antes de que el hombre pensara en conquistar las montañas, las montañas habían conquistado al hombre”. -Daniel J. Boorstin, Los descubridores-
Origen. Las montañas han ejercido desde tiempo inmemorial una fuerte atracción sobre los hombres. En origen estas montañas eran veneradas por diversas motivaciones, relacionadas casi siempre por  hechos religiosos, místicos, espirituales, ... esto se manifiesta en montañas míticas como el monte Sinaí presente en numerosos  pasajes de la Biblia, el Machu Pichu, del cual todavía conservamos una gran parte de su legado o el Fujiyama de tradición milenaria en Japón. Fue Moisés el que descendió de la montaña con sus diez mandamientos, a donde se fue Zaratustra a meditar y donde en definitiva, el mundo del clero se va de retiro o a meditar. Por tanto,  en origen queda manifiesto que los grupos sociales asentados cerca de montañas, interpretaban éstas como un espacio puro, limpio, donde poder manifestar su religiosidad. Budistas y Tahoístas aún hoy consideran las cumbres el punto de encuentro con las fuerzas del universo. Las historias relacionadas con dragones, el yeti, ambientadas desde lo telúrico o mágico son constantes en la transmisión oral.No olvidar que debido a los medios de transporte y comunicación, las montañas quedaban reservadas a los habitantes de sus proximidades.

El hombre en su desarrollo, exploró. Así en nuestro país tenemos los más grandes exploradores de la historia, con permiso de Marco Polo, Magallanes o Cook. Y en esa exploración se hizo dueño de tierras, sólo con avistarlas (Tierra a la vista); utilizando en la mayoría de los casos, las montañas para dividir las tierras. Así es curioso observar como pueblos, provincias, comunidades, países y continentes, utilizan las elevaciones del terreno, montañas, como frontera natural.

El hombre se siguió desarrollando, e intentando explorar lo desconocido, dio respuesta a sus interrogantes, embarcándose en soluciones largas para liberar sus problemas. Así la exploración mediante la navegación nos hizo comprender, que nada había sido explorado, puesto que todos los lugares estaban habitados por grupos vernáculos o nativos.

Será a comienzos del siglo XVIII, cuando el hombre, ya contemporáneo, no mida la exploración hacia delante, sino hacia arriba. En su afán por ir hacia lo desconocido, sabe que ha de mirar hacia las montañas. Además es fundamental en este período, el interés que despierta la relación del hombre con la naturaleza, siempre bajo el influjo racionalizador de la Ilustración, en ejemplos como “Julie ou la nouvelle Héloise” de Rousseau, “Die Alpen” de Von Haller o “Voyages dans les alpes” de Saussure. En 1786 se sube al Mont Blanc por Balmat y Pacard. Esto supone el inicio de una salida en una gran carrera de exploración, quedando patente en 1865 con la escalada de Edward Whymper al Cervino O Mattehorn, en su octavo intento y en el que perdieron la vida cuatro personas en el descenso y con el 1º avistamiento del Everest por el geógrafo que le dio nombre . Antes en 1857 se fundó el Alpine Club y su revista Peaks, Passes and Glaciers contribuyó de forma notable en la divulgación de mapas, relatos, rutas, grabados...

Con la escalada del francés Maurice Herzog al Annapurna se subía el primer ochomil en 1950. El neozelandés Edmund Hillary y el nepalí Tenzing Norgay hacen cima en el Everest en 1953. Y así sucesivamente hasta subir las catorce cimas más altas del planeta. El primero en conseguirlo es Reinhold Messner, que además lo hace sin la utilización de o2 adicional. Coincide el  hecho ser el primero y ser el primero sin oxígeno Es entonces cuando nos damos cuenta de que el oxígeno forma parte del juego. Luego viene una larga carrera  hasta que Edurne Pasabán es la primera mujer ( no sin polémica) en alcanzar las catorce anheladas.

Pero, ¿ Qué ha ocurrido con la forma de percibir la montaña desde Herzog hasta Pasabán? Un buen resumen sería decir que en los últimos 60 años se ha explorado más terreno vertical, montañas, que en el resto del tiempo histórico.


Proceso*.
Cuando una persona realiza una excursión, una ruta o una expedición por la montaña o por la alta montaña, es necesario que pueda valorar y entender el medio por el que se desenvuelve. Esto lo podrá conseguir por su capacidad, habilidad o experiencia. La capacidad podríamos denominarla en un intento de mayor aproximación como la suma de otras dos: conocimiento y espíritu. Conocimiento por lo que sabemos y espíritu por lo que podemos llegar a dar. La capacidad dependerá en buena parte por tanto del grado de estimulación de los sujetos hacia la tarea, debido básicamente a nuestras emociones. La habilidad  es considerada por muchos autores como aprendida; algo íntimamente relacionado con el concepto de habilidad es el de destreza, y ésta sí que es innata, determinada, aunque no podemos estimar  cómo y cuánta influencia recibe del medio. La experiencia es un factor objetivo; es cuantificable el número de experiencias pero no la forma en que experimenta cada uno.

Para subir una montaña hay que saber combinar estos elementos. Y ciertamente al subir o escalar una montaña tenemos un problema que resolver ya que hay número intangible de decisiones que tendremos que tomar. Desde que lo reconocemos y llegamos a resolverlo transcurre un tiempo. Este tiempo, cuantificable a priori, vamos a denominarle proceso.Por  tanto, dependiendo de la complejidad del problema al que nos enfrentamos la solución podrá ser mediata o incluso inalcanzable. El hombre en los últimos 60 años se ha encontrado con muchos problemas a la hora de escalar las montañas más altas del mundo, y en su afán por superar los problemas que le acontecían, proponía respuestas que le embarcaban en longevos procesos para conseguir  dar solución a sus problemas.

Así la expedición de Maurice Herzog necesitó de 350 porteadores, cientos de toneladas de material, 3 años de planificación y preparación, además del propio tributo de Herzog a la montaña, ya que perdió sus veinte dedos.

Entonces, se pensó, que los procesos, antes de acometer tan magna hazaña, eran largos y tediosos, y en su búsqueda por reducir la duración de esos procesos, se desarrolló una logística que acortara las soluciones a los problemas. La montaña había dejado de ser un solo problema, para ser  una suma de pequeños problemas a los que se les daba solución.

El Hombre, en la búsqueda de soluciones a esos pequeños problemas, comprendió que acortar los tiempos era necesario. A nadie le gusta tener un problema, y si lo tiene que dure lo menos posible. Por lo tanto el hombre reconoció que en la montaña, la disminución de la duración del proceso resolutivo, ahorra costes, aumenta las posibilidades de alcanzar la cumbre, hay una mejor gestión del esfuerzo... por lo que desarrolló instrumentos que optimizarán las duraciones de los procesos resolutivos, y nacieron los Jumar con los que escalar ochomiles agarraditos a una cuerda, los descensores, el oxígeno embotellado, los piolet de tracción y sobre todo nacieron respuestas a los pequeños problemas de la montaña, y se fijaron cuerdas fijas para que los que iban escalando por detrás minimizaran el gasto energético se asentaron campamentos de altura...Se han desarrollado instrumentos sofisticados y abstractos para dar respuesta a esos pequeños problemas, que  nos proponen soluciones automáticas como  tener un parte meteorológico del Satélite Hispasat  con una fiabilidad del 101% ante una ventana de buen tiempo; claro eso ocasiona que en el escalón Hillary en esa ventana con buen tiempo hagan cola astronautas y alpinistas; y, ¿ es ético jugar a ser astronauta el día que está reservado para ser alpinista?. Yo no lo sé. Hablar con un Thuraya desde el himalaya con un ser querido nos ahorrará un tanto ese sentimiento de soledad; el detector de avalanchas pitará convenientemente ante el peligro, el GPS me guiará con perfección hacia los waypoints, o la botella de oxígeno me salvará en caso de necesidad, siempre y cuando no utilice a un porteador sherpa ( no compañero) para que alivie mi carga. O quizás me rescate un helicóptero cuando desciendo, y abandonado por mis fuerzas, me salve y me lleve al campamento base... o decido no utilizar oxígeno pero me lleno los bolsillos de jeringas de dexametasona para cuando mi cuerpo esté a punto de reventar... curioso...

... y de repente, el hombre resolvió el problema del tiempo que duraban los procesos para resolver problemas, y los problemas eran solucionados automáticamente. La montaña había dejado de ser un gran problema para convertirse en una suma de pequeños problemas que se solucionaban casi de forma automática. Ya no era necesario que transcurriera un período desde que se reconociera el problema y se llegara a su solución.

Pero en esa forma de superar los pequeños problemas que se plantean en una montaña, las soluciones se encuentran sometidas a una cualidad, el espíritu.  Así,  no habrá una única montaña sino muchas montañas según sea la forma elegida de ir superando esos pequeños problemas que nos plantea la misma  montaña. No es lo mismo, hacer un ochomil por una ruta normal que abrir una ruta inédita, es la misma cima, pero no se dio la misma respuesta a los pequeños problemas que se le plantearon. O hacerla en invernal o en su época... con o2 o sin o2, con porteadores o sin ellos, ir en solitario o no... son diferentes situaciones que se dan en una misma montaña pero que hacen que cada uno se lleve a casa su montaña y sus respuestas a los pequeños problemas que le planteó la diosa madre. No habrá mejor o peor hazaña porque cada uno tendrá la suya, y las hazañas, hazañas son. Y no hay una meta en el viaje hacia una montaña, porque la meta debe ser viajar, pero en esto cada uno será libre.

Dado que la obsesión por alcanzar  la cumbre se considera sinónimo de éxito, algunos hombres todavía desconfían de las soluciones automáticas a esos pequeños problemas, y cuando se encuentran con una montaña, reflexionan, y dentro de su interior y siempre empujados por su espíritu, hallan a través de su capacidad, habilidad y experiencia la mejor solución al problema.


Gracias José por regalarnos el verdadero proceso...

Información recopilada a partir del prólogo de Manuel del Cerro en el libro de Raúl Lora del Cerro  " 50 clasicas de la península ibérica" y el artículo Proceso" de José maría sánchez garcía

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