sábado, 25 de agosto de 2012

Chamonix to sky Day 8 Cima


CHAMONIX TO SKY DAY 8 SUMMIT


Pi-Pi, Pi-Pi, Pi-Pi... las alarmas indican la hora. La 1:25 a. m. La mayoría andamos despiertos, en semivilo, intentando conciliar lo inconciliable. Suelto aquello de “Día D Hora H”e intuyo sonrisas en sus caras. Los led´s de repente se enchufan, ya hay algún grupo que salió de la habitación hace más de una hora. Creo que eran el francés con su cliente inglés porque aquí ya no están. Sí están los aussies que se incorporan al tiempo que los de Béjar bajan ya por la escalera a desayunar. Después de todo, aunque tan sólo hayan pasado menos de 40 horas en compañía de esta gente, incluso menos, nos sentimos muy cerca de ellos, como una gran familia.

Bajamos al salón y el algarabío es propio de esta hora. Hora punta donde 142 alpinistas se agolpan por desayunar, a turnos. Pero claro todo el mundo quiere desayunar y recoger el termo tan valioso para el día de hoy. A pesar de todo, la organización es fantástica a esa hora. Caco pide el desayuno, le preguntan el nombre y, pumba le dan un par de bandejas con todo lo necesario para el menester; los termos están ahí indica-, y un par de cajas contienen el líquido tan apreciado para intentar nuestro gran sueño. Bajo hacia la zona de equiparse para asegurarme que todo lo dispuesto está en su sitio. Había mucha gente, mucho nerviosismo, todos los que partían van con los piolets moviéndose de formas repentinas y con giros verdaderamente amenazantes...sopla mucho y están esperando a que amaine algo. Son las 2:00a.m. Y el tiempo es despejado pero en la montaña sopla demasiado. La gente se sigue apelotonando en ese espacio , 5x4 metros a lo sumo, donde decenas de alpinistas fecundan sus sueños, sus objetivos, sus retos, sus promesas.

Subo al salón de nuevo y Caco está desayunando frente a los de Béjar; Chato está dando vueltas de un sitio a otro encargándose de que no le falte de nada en la marcha; mira y remira su equipamiento. Nos ponemos a desayunar los tres. Caco desayuna como si estuviera en su casa; Chato intenta llenar el buche y a mí lo que es sólido me entra cada vez peor así que decido optar por café sólo que me intercambia Mateo, el de Béjar, porque se ha confundido. Lo pruebo y sabe a rayos, bebo dos o tres sorbos y doy por terminado el desayuno. Mejor como estoy que con una diarrea galopante, pienso para tranquilizarme.No obstante sigo bebiendo el culillo de agua mezclado con sales e hidratos que tengo preparado en la botella. Los de Béjar dicen que salen ya; nosotros estamos esperando con los vascos a que éstos digan algo sobre el pistoletazo de salida. Parece que las primeras cordadas han salido hace poco. El revoloteo en el salón es la antesala de una nueva lucha en el cuarto que hay para equiparse. Después de todo se está mejor que antes donde apenas era imposible permanecer de pie. Nos ponemos cuidadosamente los crampones, los abrochamos, los ajustamos, colocamos todo a punto en bolsillos y referenciamos donde está todo antes de salir, puesto que cuando salgamos, el viento es infernal los primeros quince minutos porque bordeamos la arista de gouter. Los vascos nos indican que salen. La idea es encordarse en el tramo de grietas del Dome un poco más adelante. Formamos dos tríos que componen un sexteto vasco-extremeño. Son las 2:50 a.m. cuando salimos del refugio de Gouter.

La salida del Gouter se efectúa por una empinada rampa hasta coger la arista que te conduce hacia las lomas del Gouter. Al salir observo eso que había leído tantas veces, el centenar de estrellas luminosas que jalonan hacia el gigante. Tras los primeros pasos empiezo a darme cuenta de la fuerza del viento. En una de éstas, al mirar hacia delante no veo nada y al tocarme la cabeza no encuentro el led´s. Joder, cagada, cagada pienso-. ¿¿¿ No lo has colocado bien??? Me pregunto. He traído uno de reserva pero está en el refugio. Toca ir hacia atrás pero me he de salir de la vía puesto que la gente que viene detrás de mí, no hace atisbo ninguno de salirse de ella. Al llegar a la rampa de salida, me pregunto donde estará, si han sido solo 50 metros. Al pasar al lado de unos españoles les pregunto si han visto un led´s tirado al inicio de la vía y me dicen: Espera-. Me agarra por detrás del cuello y me lo saca de atrás. El viento me lo había tirado hacia atrás y había quedado enredado en el gorro. Joder! Me he puesto como una loca. Le agradezco la maniobra al tiempo que alucina con mi aparente descontrol. Me lo pongo de nuevo, ahora sí lo aseguro y reemprendo la marcha. Para entonces la cordada había tirado hacia delante y por un momento me sentí sólo al adelantar a la gente y ver que no los encontraba. Salía de la vía puesto que la mayoría de grupos iban encordados y muy lentos, o al menos en ese instante así lo percibí yo. Tactaba con cuidado mis pisadas y poco a poco los dí caza. Les cuento lo acontencido y sin más, reempredemos la marcha. En esos momentos ví lo fácil que es romper una cordada por una tontería de éstas. Me reía en mis adentros al pensar que la cordada se había roto en los 25 primeros metros de salida, eso sí, ayudando a todo esto mi estado de locura por unos instantes. Continuamos la marcha. Apenas intercambiamos palabra; nos resignamos a recibir pequeñas ráfagas de perdigonazos de hielo cada pocos segundos. Por delante no cambia la cosa; estamos a mitad del gusiluz y Andoni va encabezando la cordada. Un paso tras otro vamos avanzando, lentos, pero percibo la seguridad de nuestro avance, porque vamos viendo bien la vía por la que estamos pisando en todo momento. Miramos hacia Chamonix, las luces centellean a lo lejos, centramos nuestras energías en un avanzar a veces penoso por culpa del viento. Vamos cogiendo a cordadas poco a poco. De repente un destello muy poderoso aparece a nuestro lado. Son los rusos con su frontal de minería que alumbra como las luces largas de mi coche; es una pasada. Andoni no hace gesto de parar; de hecho ni siquiera se da la vuelta. Sigue andando hacia arriba transmitiendo en todo momento seguridad y confianza al grupo. De repente un tramo empinado, además está venteado por lo que hay que pisar bien para clavar el crampón. Estamos muy cerca del Dome de Gouter, unas cuantas lomas más y estamos arriba...empezamos un ligero descenso y hacemos la primera parada; han pasado dos horas más o menos y al fondo vemos el abrigo Vallot mientras amanece. Bebemos algo de té ( nunca me supo mejor) y nos encordamos en dos grupos, por un lado los vascos y por otro nosostros. Una cordada de 6 sería tediosa en estas circunstancias. Aunque sopla algo menos, hay mucho viento y la parada acaba siendo incómoda. Reempredemos la marcha y tiramos hacia el Vallot que lo tenemos ahí delante. Tardamos 20 minutos más en llegar en medio de un viento, ahora sí, infernal. ¿Cuanto hará? -25 -30. No sé. No tengo ni pizca de frío. Será la adrenalina que en estos momentos hace su trabajo. Fue a pesar de todo, un momento mágico. Allí parados pude inmortalizar el momento Pincha aquí si quieres ver este momento; una fila luminaria alargada, seguía nuestros pasos. Nos damos cuenta que la mayoría de cordadas vienen detrás al no ver una huella muy definida. Veo a una persona bajando del Vallot, y nos dice adiós”. Es el de Béjar, al que le dolía la cabeza, baja para abajo en un acto de sensatez puesto que encontrandote mal, no es aconsejable subir, y más en el día de hoy. Trazo una diagonal algo inverosímil que hace protestar a Chato; las protestas de Chato, la tranquilidad de Caco y los juramentos de Manuel. Chato me grita y yo le grito aún más fuerte. Caco observa atónito la situación. Acabada la diagonal nos encontramos entrando a duras penas por el hueco que da acceso al interior del Vallot. Allí estamos unas veinte personas. Está Mateo el de Béjar que nos cuenta lo de su amigo. También nos habla que Pepe ha subido sólo para arriba. Pienso en el tremendo vendaval que hace fuera y pienso en los santos cojones que tiene Pepe. Ya le vale, en solitario y con este viento. Cierto es que ya ha estado en la cima y conoce la vía pero cualquier pequeño error da al traste con todo en un pequeño instante. Mateo cuenta que está un poco preocupado por su amigo.

Caco relata que está siendo una experiencia totalmente Montañex y me alegro enorme e incomprensiblemente. Bebemos y bebemos té; tomamos una barrita, un poco de agua y descansamos. El refugio se está empezando a llenar de gente; muchos ni han entrado, y tras una breve pausa han comenzado a desandar sus pasos, de nuevo al refugio Gouter. El viento ha sido terrible y antes de entrar miré hacia arriba y vi una mancha perdida en un polvo blanco huracanado. Era Pepe el de Béjar que las estaba pasando putas. Con ese viento pegando de lleno en la arista será jodido subir pienso. No obstante dentro descansamos largamente unos 25 minutos. Los vascos nos cuentan que todo bien. Pero ninguno decimos nada de salir hacia arriba. Hay tres rumanos que llevan tres días sin salir del vallot por mal tiempo y van a aprovechar ahora que los guías bajan al Gouter. Deben estar muy bien aclimatados porque estar tres días 4362msnm es una aclimatación sobrada para los escasos 450 que les restan a la cima. El refugio por dentro es una porquería; han estado consumiendo latas,bricks y demás y está todo hecho una pocilga. Hay polacos, alemanes y franceses. Ni rastro de los de Mallorca, ni de los Aussies, ni del Sueco...en fin cada uno traza sus propios planes. Los rusos vuelven también al refugio con su guía. Miro a los vascos para advertirles que salgamos fuera a ver que tal. Salimos y confirmamos que la mayoría de cordadas descienden. Dudamos pero preferimos observar un poco el viento que hay en la arista durante algunos minutos. El viento es brutal, pero el sol está levantando y nos permite una buena visibilidad. En la arista sólo están Pepe y el guía francés con su cliente inglés abriendo el camino a cumbre. El viento sopla y tenemos que resguardarnos otra vez al abrigo. Nos miramos y decimos: Y ahora qué!-.

Visto el punto que nos encontramos, hay que decidir lo que sea. Y cuanto antes porque el viento es brutal si estás parado. Al caminar el bombeo de la sangre por el cuerpo alivia el sufrimiento. El panorama ha cambiado. Y mucho. Ya no estamos los 142 del refugio; ya sólo quedamos una treintena, de los cuales una docena nos lo estamos pensando aquí, afuera. Los vascos nos preguntan con su mirada; nadie se atreve a meterse en la arista. Miramos hacia arriba y se ve un manto blanco de polvo que envuelve por momentos las zonas cercanas a cumbre. Vuelvo a pensar en Pepe. Los rumanos del refugio han salido también y observan los movimientos. Parece que los polacos lo van a intentar; uno encabeza el grupo y el otro va por detrás pero van sin encordar. Glub! En una ráfaga de esas te puedes ir de la arista y es una sensación muy real visualmente hablando.Hay que hacer algo; tomar una decisión, hacia arriba o hacia abajo.

Hablo con Caco y Chato que son las personas con las que estoy en este jaleo. Caco me dice que lo que yo diga le parece bien ( vaya manera de sacudirse la presión) y Chato atisba lo inevitable y comprende que vamos a subir. Les digo textualmente: “ Cuando la cosa se ponga fea, nos damos la vuelta; si vemos que sopla mucho y es peligroso nos daremos la vuelta, y si no hasta donde cada uno quiera”. Son las 5:58 a.m.Nos encordamos nuevamente porque nos da la sensación de ir más protegidos. Los polacos tiran ya para arriba y les vamos a perder de vista. Advertimos a los vascos que vamos para arriba. Ellos al ver nuestro ánimo en la decisión, se ponen en camino de nuevo. Iniciamos las primeras rampas de la Gran Bosse. Al principio es fácil; vamos haciendo S, y poco a poco vamos percibiendo como la loma se empina al tiempo que se endurece. Los crampones se clavan cada vez peor; voy de primero y les advierto que empieza un tramo chungo. Es un pasaje delicado que se hace escalando en diagonal, sin alejarte mucho de la vertical. Nosotros llevamos los tres, piolo de travesía y bastón alpino. En ese momento es cuando echo de menos uno de esos piolos técnicos, ya que el mío apenas se clava. Tengo que ir tallando unos escalones para poder avanzar con meridiana seguridad. Con unos buenos piolos, como cambiaría la cosa. Este pasaje penoso se haría sin dificultad, relato. En un momento miro hacias atrás y aparecen sobre nuestras huellas los rumanos, no los tres sino dos que parecen haberse animado y detrás de ellos los vascos. Me alivia saber que habrá gente en la arista por si las cosas se ponen feas. Sigo tactando minuciosamente cada paso, es un momento de alto estrés; encordados a 4500 metros de altura, con un viento que aunque ha disminuido notablemente sigue incomodando, en el paso más difícil que nos hemos encontrado camino hacia la cima. Sigo con paso inexperto la zona que mejor intuyo; el paso de los polacos no se aprecia bien en este tramo, porque el viento borra todo en pocos minutos. Chato decide lo lógico en ese momento; entiende que la partida para él ha terminado y nos dice que se va a desencordar. Yo no quiero animar en estas circunstancias a nada, a nadie, y menos a un amigo íntimo. Dice que nos esperará en el refugio Vallot. Se desata y miro hacia atrás en un intento de memorizar la vía por la que vamos andando. La travesía que tiene que hacer el Chato ahora bajando no es nada cómoda, máxime cuando están los rumanos y los vascos en cruce con él durante la vía ( más tarde Chato nos contaría que cuando se cruzó con los vascos, le animaron a seguir con ellos y al grito de : “ Por Euskadi, joder” Chato nos confesó que estuvo a punto de volverse a encordar. Hubiera sido un puntazo. ) Le pregunto de nuevo a Caco que como lo ve, a lo que me responde nuevamente con un “ Como tú lo veas”... Le digo que si nos encontramos otro tramo así nos damos la vuelta. He leído mil veces, mil vías del mont blanc y ninguna sacaba este pasaje, tan pino y tan duro...me lamento hacia mis adentros. Pero es principios de Julio y aquí cada pasaje está de una manera. Cuando remontamos la Gran Bossé tenemos nuevamente contacto visual con los polacos que jalonan con sus cuerpos inclinados hacia adelante la Petit Bossé. Nosotros nos concentramos en avanzar. Voy de primero y voy muy atento a toda indicación de huella en el suelo para no pisar en sitios indeseados. Una loma, parece que termina pero no, enlaza con otra, y otra y llegamos al final de la petit Bossé. Descansamos brevemente y sigo mirando hacia atrás memorizando bien los lados de la arista por los que luego he de descender. Avanzamos un poco más y vemos una cordada que viene hacia nosotros. Son el guía francés y su cliente que han hecho cumbre los primeros, justo en el momento que amanecía. Nos saludan con una mirada al pasar y siguen su camino. Miro hacia atrás y no veo a nadie en la arista. En realidad jugamos al ratón y al gato por la orografía de la arista porque al poco me vuelvo a girar y aparecen los rumanos. Seguimos hacia arriba con paso cada vez más firme.

Me encuentro muy bien; muchísimo mejor de lo que me esperaba. Pensé que sería un gran sufrimiento, una terrible energía derrochada, pero creo que aparte de lo emocional, de los miedos, de la altura... esta ruta no es muy exigente desde el punto de vista físico, o al menos, a día de hoy ese es el recuerdo que emocionalmente guardo. Lo cual no quita que la Meteo es fundamental en todo esto como se pudo comprobar días más tarde. Seis días después morirían en esta vía José Manuel Pérez Rodríguez montañero experimentado que había hecho Mc Kinley, Andes... y su novia, la polaca Joanna Malgorazata Winchenciuk ante la imposibilidad de orientarse debido a la niebla y el viento en la zona que va desde el Dome de Gouter al Abrigo Vallot. Esto indica claramente que el sitio es técnicamente fácil, hecho que comprobamos por la frecuencia de alpinistas que acceden por esta vía, pero que estamos sometidos a cambios atmosféricos que se desarrollan en muy poco tiempo, y complican la vida hasta el más experimentado. Por ello siempre hay que andarse con mucho ojo con el tiempo y observar los posibles avances de los frentes así como el camino de retorno al punto de partida.

Seguimos avanzando hacia arriba y realizamos una nueva parada. Hemos acabado la Petit Bossé. Caco está filmando un vídeo Pincha aquí si quieres ver este momento y vemos Chamonix allá al fondo. El Aiguille du Midi desde aquí parece un vulgar picachu, nada que ver con la imponente apariencia que tiene desde el valle. Nos acordamos de Chato que estará ya en el abrigo Vallot.

Unos metros más y alcanzamos la rocas de la Tournette. Entre la niebla aparece bajando una persona; es Pepe!!!, exclamo. Le felicitamos y nos cuenta que ha pasado mucho miedo; el viento una hora antes era terrible y se había abrazado a la montaña como nunca para intentar ganarle la batalla a la vida y no al propio gigante. Nos dice que ahora está todo más calmado; calcula que en 40 minutos estaremos en la cima. Le felicitamos de nuevo por su estoica hazaña y le decimos que Mateo estará con nuestro amigo Chato en el Abrigo Vallot. Su otro compañero estará seguramente ya en el Gouter. Sin más, nos despedimos, y vemos aparecer las cabecillas de los rumanos por la arista, al tiempo que Caco deja su sello amarillento en la inmaculada nieve.

Seguimos hacia arriba; por delante solo están ya los polacos, la pareja que partió sin encordarse hacia cima poco antes que nosotros. Empezamos a vislumbrar la arista somital. Cedo el turno a Caco para ir abriendo huella. Vamos subiendo poco a poco y al mirar hacia arriba vemos la afilada cresta en su inicio. Dorada por momentos. Nos guía hacia el sol, hacia la luz, hacia lo más alto. Andamos con sumo cuidado, hay patio hacia la derecha; el hielo duro hace que clavemos el piolo a fondo en la cornisa izquierda para asegurar cada paso. Sabemos que lo vamos a conseguir y sacamos las cámaras para filmar el momento. Un paso, otro... La arista decrece su inclinación; hacia delante empieza a observarse un camino llano. Caco se para y le digo que avance un poco más. Entonces, el terreno se vuelve plano; hemos llegado a la cima del Mont Blanc. Son las 7:57a.m del 7/7/2012 Pincha aquí si quieres ver este momento. Nos fundimos en un abrazo sincero, con la sensación de haber realizado una experiencia inmortal al paso del tiempo.La sensación es muy hermosa. Caco se acuerda de su bebé, yo me acuerdo de mi padre; nos acordamos de nuestras mujeres, hijos, amigos, compis de trabajo, familia... Hacemos las dedicatorias y fotos de rigor. Los polacos han empezado a bajar como hicieron la subida desencordados. Con ellos no hemos intercambiado ni una palabra.

Disfrutamos unos 10 minutos en la cima. Pudimos ver la vía de los cuatromiles, cuya salida por el maudit hacia la Coté es mucho más inclinada que lo visto en fotos en internet y guías ( vía donde 3 días más tarde se rompería el seracs del maudit, perdiendo la vida 9 alpinistas). Hubiera sido una locura intentarlo por la ruta de los cuatromiles, como hace dos meses estuvimos barajando. A día de hoy no tenemos el nivel suficiente para intentarlo, pero tiempo al tiempo. Nos conformamos con esta gran vista sobre esta gran vía. Miramos hacia Italia donde se adivina el surco que forma en la inmensa planicie el Valle de Aosta, un poco más hacia la izquierda, el Cervino, el Gran Combin...quedamos absortos por unos instantes.

Al lado nuestro se han situado los rumanos; parecen igual de contentos o más que nosotros, y es que, después de tres noches en el Vallot encerrados, podrán contar un final feliz a su historia. Uno de ellos estará en el Vallot con el Chato a esta hora esperando nuestra llegada . Nos piden que les saquemos unas fotos y al poco le reclamamos lo mismo. Nos caemos bien y se nota el buen feeling que hay a pesar de no entendernos muy allá.

Iniciamos el descenso y el tiempo poco a poco va a mejor. Ya no sopla tanto, la nieve está más blanda y el cramponaje en estas condiciones se hace más seguro. Bajamos la afilada cresta cimera y, sorpresa! Allí estaba el trío vasco; implacable hacia cima. Hacía unos días se habían quedado a 120 metros del Monte Rosa, pero ésta no se les iba a escapar. Nos abrazamos uno por uno, nos felicitaron y prosiguieron su camino. Acordamos vernos en el Gouter. He de decir que el trío vasco formaba una cordada muy fuerte, mucho más que la nuestra. Quizás individualmente no fuesen unos máquinas pero en grupo eran una locomotora que no paraba y de la que nadie se soltaba. Nosotros habíamos fallado quizás en alentar a Chato hacia la cima, pero creo que en estas circuntancias, mejor dejar a cada uno que elija en total libertad y no en la coacción que puede suponer el ofrecimiento de un amigo. Ellos en cambio con dos de sus tres miembros con diferentes lesiones, fueron con un ritmo más pausado, más seguro...chapeau por ellos, qué grandes ANDONI, ASIER e IVÁN, mi agradecimiento más sincero por guiarnos tan magníficamente y compartir tan puros y bellos instantes en la vida de las personas.

Seguimos bajando y nos parece bastante asequible el terreno. Hablo con Caco y le transmito que mis impresiones más chungas las he tenido en el sitio que Chato se ha dado la vuelta. Caco me confirma mis suposiciones. Ese sitio es la Gran Bossé y todavía queda un rato. Vamos avanzando con cuidado, destrepando pasos inclinados, pero que se hacen bien con un poco de atención. La relajación es un pecado absoluto en las bajadas. No he de relajarme nada y he de seguir concentrado en lo que estoy haciendo, mascullo. Empezamos a vislumbrar la parte más tiesa; intento escorarme para perder verticalidad pero si lo hago en exceso me voy a la otra cara donde abajo espera el vacío. Entiendo que hay que destrepar utilizando el bastón como un piolo para asegurar cada tramo. No veo ni rastro de los escaloncitos que tallé antes. Normal en esta inmensa loma plateada. Los pasos se recubren rápidamente por acción del viento y la travesía se torna nuevamente inmaculada a nuestros pies. Pongo a Caco nuevamente en guardia por lo tieso que se pone el tema. Avanzamos lentamente cuando de repente, cuidado!!! miro hacia atrás y veo a Caco deslizarse por el hielo; actúo en consecuencia y me pongo en posición de autodetención cuando siento un fuerte golpe que me arrastra hacia abajo, voy cara a la montaña encima del piolo intentando frenarle y lo consigo cuando me choco contra él y salimos despedidos uno cerca de otro.Uffff!!! nos preguntamos mutuamente si estamos bien. Estamos sanos y salvos, ha sido un pequeño incidente que nos ha hecho bajar 80 metros del golpe pero que nos ha recordado lo fácil que es tener un accidente por la más mínima relajación. Mirando la parte positiva, la parte chunga ha quedado ya atrás. En cualquier caso era un deslizamiento por una pendiente de hielo de 50º que terminaba en la base de la loma sobre nieve fresca. Estamos a unos 300 metros del refugio Vallot y nos desencordamos presas todavía del pánico por el incidente. Entro en el refugio para descansar nuevamente y contarle a Chato batallitas, pero allí no está. Mateo tampoco. No hay nadie excepto el rumano que espera a sus compatriotas. Me pregunta sobre sus amigos y le digo que tranquilo, que vienen por detrás. Le comento que les he hecho la foto en la cumbre a sus amigos. Él se alegra enormemente. Saco un poco de té y le ofrezco. Me acepta el trago con una sincera sonrisa. Bebe la mitad del vaso y le digo que se lo beba entero. Tienen pinta de haberlas pasado muy mal aquí arriba las últimas 72 horas. Caco entra por la estrecha puerta; comentamos someramente lo sucedido, tampoco hay que darle más vueltas. Bebo y me incorporo para reiniciar la marcha. Le digo a Caco que vayamos tirándole; el se está poniendo los guantes y salgo hacia afuera. Por arriba se ve descender al glorioso trío vasco. Empiezo a descender dirección al Dome de Gouter. Ya no queda nadie por aquí arriba. En esta inmensa campa de hielo antes desfilábamos una alargada luminaria en busca de la ansiada cima. Ahora el vacío es absoluto aunque brille el sol en lo más alto. Sigo avanzando y me giro hacia atrás. Caco viene a lo lejos con los vascos creo; sigo tirando hacia delante y llego al Dome que dejo a la derecha según mis pasos. Al poco miro nuevamente hacia atrás y ya no les veo. Me entra un sensación de pánico por unos momentos. Podría caer en una grieta y a ver quien sabe donde estoy, pienso. Me calmo; la huella que sigo es la que me trajo hasta aquí. Caco y los vascos han dejado a la izquierda el collado pero por ahí no subimos. Sigo concentrado en cada paso; el terreno es facilísimo pero me carcome la idea de las grietas. Tomo fotos del paisaje bajando y miro hacia atrás pero no les veo. Ralentizo el ritmo al tiempo que me cruzo con gente que va hacia arriba; no sé a donde por la hora y por lo lejos de la cima. Diviso ya el refugio y lentamente, con un paso más disfrutón que nunca hago fotos por doquier mientras diviso ya unas pequeñas siluetas bajando por el Dome. Son Caco y los vascos supongo. Más calmado entro en el refugio donde está Chato. Son las 10:38 a.m. Nos abrazamos. Le cuento un poco toda la historia y el me cuenta que se bajó con Mateo y con Pepe, y que Pepe le dijo que llegaríamos a cima y que estaríamos sobre la hora que era de vuelta en el refugio. Ellos ya han partido hacia abajo. Diossss, Montañexxxxx.- Me repite Chato. Yo sigo en mi nube. Llegan los rumanos al refugio y nos saludan efusivamente. Al poco llegan Caco y los vascos; el algarabío que forma nuestro júbilo es notorio. Todos estamos muy contentos; nos abrazamos y decidimos parar una horita a reponer fuerzas. Tomamos un copioso plato de pasta a la bolognesa que sabe a rayos, pero que devoro sin dilación. Nos hacen pagar el plato antes de tomarlo, “ni que fueramos echar a correr escaleras abajo hacia el barranco de Gouter”. No queremos jaleos y comemos tranquilamente pensando ya en lo que nos resta. El coche nos espera 3000metros más abajo y tenemos que empezar a quitarnos kms de la vuelta, aunque sólo sea salir del valle. Terminada la comida emprendemos el camino hacia Tete Rousse. La bajada es complicada porque hay tramos nevados, resbaladizos y tiesos. Abre Andoni. Sabe ir viendo muy bien el camino; vamos en un sexteto que se corta, y formamos nuevamente dos cordadas. Andoni, Iván y yo y la otra con Caco y Asier que se turna en abrir y el Chato en medio, que está en su peor zona. Por detrás los rumanos que juegan a la goma con nosotros. En una pequeña plataforma nos alcanzan de nuevo. Uno de los rumanos me dice que quiere sacarse una foto, yo le cojo la cámara y me dice que no, que se la quiere sacar conmigo. Con mi penoso inglés atisbo a entender un “bla,bla,bla...honor for us”, le digo que “the honor is for me”. Supongo que el haber venido detrás de nosotros y haberles ofrecido té, lo habían tenido en muy alta estima. Poso con los dos rumanos, y luego con cada uno. Les digo:Montañex, Internet, Blog... y uno de ellos lo apunta en el móvil. Qué grande ese momento.

Llegamos rápido al Tete donde esperamos al segundo grupo. Estos han tardado una hora más. Caco tenía ganas de estrangularme el cuello por haberle quedado solo con el Chato bajando el Gouter. Llevaba algo de razón en el fondo. Hablamos con unos bomberos de la Murcia que vienen también a por el gigante. Les comentamos que hemos hollado a primera hora y nos miran como si tuvieramos un halo en la cabeza. Les informamos del estado de la vía, los horarios que hemos hecho y escuchan atentos a toda la información que les doy. Se les ve muy preparados, física y técnicamente. Yo creo que alucinan como unos pardillos como nosotros hemos cima hoy. Descansamos, bebemos y salimos de nuevo hacia el último tramo. Son las 15:00 a.m. Y nos dirigimos hacia Mont Lachat a coger el tren de 17:15 o el de 18:30.

Vamos bajando y el sol aprieta. Los vascos van cargados como sherpas. Nosotros vamos inmesamente más ligeros. Ellos han recogido tienda y sacos en el Tete. Nosotros llevamos material técnico y comida. Los pies empiezan a considerablemente a protestar. Tienen derecho a ello. Asier y yo hemos cogido la delantera y bajamos ya paralelos a la via del Tranway desde el tramo que va desde Nide d´ Aguile hacia Mont Lachat. Vemos que el tren de las 17:15 no lo cogeremos pues baja ya lentamente... Nos resignamos y llegamos abajo a las 17:40. Vamos bajando desperdigados, cada uno obedece ya a su propio instinto y al llegar, nos tumbamos, nos quitamos las botas, la ropa y comemos algo. Los vascos alucinan con los productos que tenemos en la mochila: queso, embutido, frutos secos...nos damos un pequeño festín reponedor nuevamente en espera del último tren. Puntualmente llega y nos acomodamos, derrotados pero con sensación de triunfo rumbo al coche. Antes en la parada de Bellevue se bajan los vascos. La despedida es emocionante y sincera. Espero que podamos hacer una montaña con ellos por Pirineos, les anuncio. El movimiento del tren reanuda y observamos atónitos el paisaje. Esta mañana a -30 y ahora a 25.

Llegamos a la estación Saint Gervais y certificamos que el coche sigue allí bien aparcado. Tomamos un refresco milagroso en el bar de enfrente. Qué bien sabe, aquí, en la seguridad de la civilización de nuevo.Nos montamos y decidimos andar unos 100kms para salir del valle, así lo hacemos y paramos en un Aire ( son unas estaciones de servicio que hay en Francia en las autopistas) donde nos acurrucamos debajo de una caseta después un intento infructuoso de dormir en el bosque debido a la lluvia. Antes habíamos cenado conociendo un tipo que había subido al Kilimanjaro ( el cocinero) y Chato había chisteado alegremente a una alemana cuyo novio nos soltaba una mirada incendiaria. En realidad nuestro plan de dormir más adentrados en el bosque se quebró por la lluvia que caía sobre nuestras caras a las 3 de la mañana. Corríamos con el saco en busca de la caseta inicialmente desechada. En 2 minutos volvíamos a sobar hasta las 6 cuando nos dábamos una reponedora ducha en la Aire no sin antes discutir con la señorita encargada por su utilización por parte de los “no camioneros”. Desayunábamos; ni rastro de la leche fresca comprada en Chamonix días atrás y a las 7:30 a.m.ponemos a rumbo a Barcelona, otra vez a escrupulosos turnos de 3 horas. El viaje a casa en coche resulta más infernal aún que lo que hemos pasado. No hemos tenido tiempo de reponernos adecuadamente y estamos pagando con creces las osadía de haber tirado sin descansar. Llegamos a Barcelona a las 14:10. Comemos en un restaurante donde definitivamente rendimos merecido homenaje a la cumbre a través de la gastronomía. Nuestro maltrechos cuerpos se recuperan a medida que ingerimos el deliciosos alimento. El restaurante muy aconsejable es Can Guinart ( antiguamente el Faro), pero no sé muy bien donde está. Cerca de Mataró, en la costa en la provincia de Barcelona. Allí habremos llegado por indicaciones de Cristina que se nos ha llevado a un sitio de bandera. Terminamos de comer y emprendemos la marcha hacia las 17:00. A las 20:00 paramos cerca de Zaragoza y me encuentro verdaderamente derrotado. A las 23:30 cenamos en Las Esparteras, y Caco y yo definitivamente no podemos más. Chato se encargará de llevarnos hasta la puerta de casa chupandose él la mayoría de kilómetros. A las 3:00 justo a la misma hora que partíamos hace exactamente 9 días estábamos en el mismo punto de partida. Chato filma el desembarco de Normandía. Nos abrazamos ante una de las mayores experiencias de nuestras vidas y nos despedimos, no sin antes gritar, ¡¡¡MONTAÑEX!!!


                         FOTOS CHAMONIX TO SKY DAY 8 DÍA DE CIMA


                    El relato por la noche comienza sólamente con vídeos que ya colgaré...os dejo con el momento de cima hacia abajo y empiezo con unas fotos antes de salir de Vallot a cima







                                                             Fotos de la cima








                   " Bajando desde el Vallot, atravesando el Dome y descendiendo hacia el Gouter"
                                                             Arista Bionassay







                      
                                                                  "Seracs...bajando el dome"




                                        

                            " Nuevo y antiguo refugio; obsérvese la distancia entre ambos en la 3º foto"








                                                          "Chamonix al fondo "





                                                    " Bajada por el Gouter" 









                                           "Bajando desde el Tete Rousse hacia Mont Lachat"


















                                         "Cervecita y contentos en el coche rumbo a la Aire"







                                                                      FIN