domingo, 30 de septiembre de 2012

LECCIÓN 1, BATALLAR HASTA EL FINAL...

Cuando el 31 de agosto me rompí el gemelo, pensé rápidamente, de forma fugaz diría yo, que estaría un tiempo retirado de mi querida montaña. A las pocas horas y tomando conciencia ya de la gravedad de mi lesión, pensé que habría sido desgraciado que me hubiera ocurrido esta rotura en la arista de los bosses, incluso seriamente comprometedor. La historia que hoy contamos es todo un clásico entre las historias montañeras. Este verano tuve la suerte de acercarme a las figuras de Scott y Bonninhton, a través de la ruta que realizaron al pilar sureste del Everest, en una de las más reconocidas expediciones inglesas al gran gigante. Ambas figuran pueden considerarse leyenda viva del alpinismo. La entrada de hoy sitúa a estos personajes en la escalada del ogro. Una montaña que recientemente ha sido ascendida por tercera vez en la historia. Cuando me rompí el gemelo tuve muchas preguntas que resolver y al leer esta historia,todas se despejaron de un plumazo. DOUG SCOTT otro nombre con mayúsculas...ésta es una de sus grandes historias... La guerra entre hombre y montaña es milenaria. Una victoria de un hombre que hizo historia al doblegar una de las montañas más peligrosas del mundo: el “Baintha Brakk” conocida también como ‘El Ogro’, por el respeto que suscita. El británico Doug Scott la coronó por vez primera y , con ambos tobillos fracturados por accidente, la descendió durante 7 días reptando y deslizándose en lo que se considera una de las mayores hazañas del alpinismo. “El Ogro” es una montaña muy escarpada de 7,285 metros situada en una sub-cordillera del gran Karakórum (en turco: “pedregal negro”). Su nombre hace honor a su leyenda y sus formas (su cara este es una gran pared vertical de roca) han intimidado y coqueteado con decenas de alpinistas. Muy pocos osaron desafiarla y la mayoría salieron derrotados en su sometimiento. Sólo 2 expediciones de las más de 20 organizadas a lo largo de la historia han conseguido hollar su cumbre. Doug Scott y su compañero Chris Bonington (dos de los mejores alpinistas de la historia) fueron los primeros en ‘pinchar’ la bandera británica en la cabeza del Ogro. La expedición organizada para el verano de 1977 y que alcanzó la cumbre el 17 de julio la completaban Mo Anthoine , Clive Rowland, Nick Estcourt, y Tut Braithwaite; los mejores alpinistas del momento y que prepararon un ataque conjunto y por varios flancos para intentar doblegar el pico.


                                                                 El Ogro

                                                         El Ogro Cara Oeste


      Imágenes reales de expedición en las que aparece Scott con los dos tobillos fracturados.

                                                                  DOUG SCOTT
                                    SCOTT Y BONNINGHTON EN LA ACTUALIDAD
Tuvieron que pasar más de 30 años hasta que otra expedición lograra coronar de nuevo “El Ogro”. El 21 de Julio de 2001 un grupo de alpinistas alemanes (Urs Stöcker, Iwan Wolf, y Thomas Huber) lograron alcanzar la cima pero por una vía mucho más sencilla que la de los ingleses. El cúmulo de desgracias y accidentes de la expedición pionera convirtieron la empresa en una aventura inolvidable muestra de la tenacidad y empeño de un par de hombres por doblegar a la gran ‘bestia’. El primer intento de alcanzar la cima después de levantar el campo base fue por la perpendicular al gran espolón central. Una pared de roca de más de 1500 metros de altura que intimida sólo con ver su sombra. Al intentar avanzar, el desprendimiento de una piedra impacta en la cadera de Tut Braithwaite produciendo una dislocación y la primera de las bajas de la expedición.
El segundo intento se produciría por el flanco oeste, no tan vertical pero tampoco menos peligroso por la presencia de grandes ‘seracs‘ mezclados con roca y hielo. Por ahí el grupo logro establecer un campamento a 6.400 metros de donde poder organizar el asalto final a la cumbre oeste para más tarde acometer la principal. . Observar como protegía sus rodillas para los apoyos en las fotos anteriores . A la cumbre oeste partieron Doug Scott, Chris Bonington, Mo Anthoine, Clive Rowland logrando hollarla, no sin dificultades, el 15 de julio. Muy animados por el éxito deciden ‘rapelar’ hasta el collado que separa la cumbre oeste de la principal y vivaquear allí en una cueva de nieve construida por ellos y asaltar la principal a la madrugada siguiente. Mo Anthoine y Clive Rowlandlos abandonarían el intento por falta de energías. El 17 de julio tras más de 15 horas seguidas de escalada Doug Scott y Chris Bonington hacen cumbre por primera vez en el ‘Baintha Brakk’ sin percatarse que la noche acechaba sin tregua, convirtiendo el descenso hasta el collado en una peligrosa aventura. En el primer rápel Doug Scott se resbala y queda colgado de la cuerda. En el péndulo de recuperación calcula mal y da con sus huesos en las rocas; resultado: gafas rotas, dos tobillos fracturados y la sensación de haber cavado allí mismo a 7.200 metros su tumba. Panorama muy sombrío. Tras los gritos de dolor el silencio. No podía apoyar los pies de ninguna de las maneras. Por unos instantes Doug pensó que era el final. No habría posibilidad de que su compañero cargara con un inválido hasta el campamento base. Decidió reptar, decidió luchar. Nada hacía presagiar la aventura que estaba por venir . A la mañana siguiente, tras dormir en una repisa, Doug y Chris iniciaron un descenso que duraría más de 7 jornadas completas. Su escasa velocidad y la falta de ritmo hizo que sus compañeros del campo dos les dieran por muertos e iniciaran erróneamente la retirada. Sólo sus compañeros Mo Anthoine y Clive Rowland que permanecían aún en el collado, pudieron unirse a la pareja en la parte final del descenso. Los tramos se combinaban. Unas veces, las menos, Chris cargaba como podía y a sus espaldas con el maltrecho Doug. Otras, Doug se deslizaba sobre sus rodillas y ayudado de la cuerda y la pendiente rapelaba muy despacio hacia el vacío. Cuando la pendiente amagaba con suavizarse Doug reptaba con sus codos y se desplazaba, muy despacito, en posición horizontal. Los últimos cinco kilómetros los hizo también a cuatro patas (sobre sus rodillas) destrozándose las rótulas y las muñecas por el inusual rozamiento. Pero los accidentes no habían terminado. Tras dos jornadas refugiados por una fuerte tormenta en una cueva de nieve y en las que Chris contrajo una severa pulmonía, continuaron con el descenso. Las debilidades del nuevo enfermo le hicieron más impreciso y acabó por romperse un par de costillas en una caída fortuita. Ya eran dos los impedidos. Al séptimo día llegaron, maltrechos, al campamento base donde todos les daban por muertos, y donde todavía les quedaba por vivir el último contratiempo después de esperar un largo tiempo a las asistencias. Al subir al helicóptero de salvamento, éste se precipitó al vacío sufriendo un aparatoso accidente, afortunadamente sin víctimas pero que demostró que, por esta vez, la suerte acompaño al hombre hasta el final.
 La batalla con ‘El Ogro’ se había ganado pero la guerra con la montaña sigue aún vigente. Hace dos meses se ha logrado la 3º histórica al ogro por Kyle Demspster y Hayden Kennedy. De Hayden no había leído nada pero de Kyle he leído alguna cosilla como la cara Oeste al Xuelian,ruta merecedora del Piolet D´Or en el 2010 y me huele a mí que la que ha hecho este año será como mínimo nominada.

sábado, 22 de septiembre de 2012

POON LIM una verdadera historia de supervivencia...


En uno de los rastreos habituales con los que someto a nuestra querida RED, intentando aportar a nuestro pequeño rincón una historia que leer, y que a la vez nos permite una cierta pedagogía autodidacta, lo que ahora tan de moda se llama " lectura comprensiva", espero que esta historia os resulte entretenida
Se trata de una historia de supervivencia...pero quizás se mueva en unos parámetros diferentes que en ocasiones se vive en la montaña. Esta historia es sobre otro medio, el mar.
He de reconocer que al leer esta historia me llevó automáticamente a un libro que leí hace mucho, pensaba que se titulaba Historias de un naúfrago de John Steinbeck pero al comprobarlo ahora en la red, veo que el título original es "Naúfrago". Ésta novela luego sería llevada al cine por el genial Alfred Hitchcock en el 44...
Como digo es una historia impactante, que en determinados momentos te lleva a pensar que no es verdad, pero...por supuesto que ocurrió y la rigurosidad de las fuentes lo atestiguan. Uno piensa que la supervivencia no será sólo cuestión de fortaleza física o mental tras comprobar el ingenio de Poon Lim. Poco que ver con la montaña, pero sí mucho que ver con la naturaleza. Os dejo con esta apasionante historia...

Poon Lim o la soledad del náufrago que sobrevivió 133 días a la deriva en una balsa


El gigante Asiático devorado por la magnitud en todas sus estadísticas, no adolece de récords mundiales insólitos. Uno con pocas posibilidades de ser batido pertenece con la justicia que dan las desventuras al joven marinero Poon Lim; que en noviembre de 1942 pasó en solitario, tras un naufragio, más de cuatro meses a merced del mar  y del destino en una balsa improvisada y tan llena de carencias como vacía de víveres.  Una increíble historia de supervivencia que ha inspirado cientos de manuales de resistencia del ejército norteamericano y británico.
 
recreación de la histórica balsa de Poon Lim
Día 0. El hundimiento.
Poon Lim nació en 1917 en la isla de Hainan, al sur de China. Con 25 años y en plena Segunda Guerra Mundial decide trabajar como marinero a destajo en los fastuosos buques mercantes británicos. En noviembre de 1942 se enrola en la tripulación del SS Ben Lomond, un vapor de 6.600 toneladas, como segundo mayordomo en ruta desde Ciudad del Cabo a la Guayana Holandesa. Debido a las condiciones meteorológicas el barco se desvió de su itinerario llamando la atención del comandante alemán Carl Emmermann, oficial en jefe del Submarino alemán U(boot)-172.
A las 14,10 horas del 23 de Noviembre de 1942, y como ‘acción preventiva’, el mercante Benl omond capitaneado por John Maul fue torpedeado y hundido por el U-172 a unas 750 millas al este del río Amazonas, en Brasil. El poder destructor del batiscafo alemán fue tal, que 44 marineros, 8 tripulantes y el mismísimo capitán perecieron pasto del infierno provocado por la calculada injerencia bélica.
Poom Lim se encontraba descansando en uno de los camarotes de servicio en la cubierta superior, justo al lado opuesto al masivo boquete producido por el torpedo. La caprichosa gravedad y el destino que le hizo protagonista de esta historia fueron los culpables de someter al marinero a las crueles leyes de la casualidad; el tiempo justo de agarrar un salvavidas y lanzarse al mar por el último reducto del barco por encima de la linea de flotación. La banda sonora de la huida alternaba los chillidos y chirridos de la estructura metálica y de sus compañeros.
Cuando las frías aguas alcanzaron las hirvientes calderas del mercante el colapso térmico provocó una gran explosión que terminó por hundir el buque. La única obsesión de Poon era nadar centrífugamente para evitar la succión del barco en su deceso. En su huida Poon vio por última vez a los únicos 5 compañeros que lograron abordar uno de los botes salvavidas al otro lado del navío.
Los 5 marineros fueron interceptados por el submarino y hechos prisioneros a la espera de su rescate por  otro navío de apoyo. Mientras Poon, exhausto y alejado de las turbulencias y posibilidades de rescate permanecía aferrado a un salvavidas semiinconsciente por el esfuerzo… al cabo de unas horas, y con la calma y el contraluz  crepuscular, Poon divisó a unos cientos de metros una de las cochambrosas balsas de apoyo del Ben Lomond. Un último esfuerzo que le salvó la vida y le quitó la consciencia le llevó hasta la superficie de la que sería su casa en los próximos 132 días.
 
Día 1. La Intendencia.
Con las primeras luces y calores del alba Poon recuperó la consciencia y despertó a la pesadilla de la realidad. Su balsa, una destartalada embarcación de 3×3 metros a base de listones de madera sobre bidones, contenía un pequeño kit diseñado para la supervivencia de cuatro personas durante un par de jornadas. Bajo una trampilla de la balsa encontró:
-Ocho latas de pequeñas galletas británicas
-Un barril de agua de 30 litros
-Dos tabletas de chocolate
-Algunos terrones de azúcar
-Unas pocas bengalas, dos cuencos de aluminio y una linterna.
No había señales de velas ni remos, lo que provocó la constante deriva de la nave. Poon calculó que las provisiones eran suficientes para unos 20 días, con lo que su ánimo y esperanza de rescate eran bastante optimistas.
Semana 2. La soledad y el avión
Poon Lim pasaba días y noches tratando de encontrar cualquier signo de vida. Un buque o una aeronave que le rescatase, pero sus esfuerzos resultaron vanos e inútiles. Una noche, un avión surcó el cielo destacándose en el firmamento estrellado. Poon Lim disparó una de las bengalas y un punto luminoso quebró la oscuridad del mar, pero luego cayó y se desvaneció. Ningún cambio de trayectoria en el avión. Una vez más, solo en la oscuridad de la noche, Poon apoyó su cara en el tablero de madera y se durmió.
Semana 4. Un regalo del viento
Un atardecer, después de sus rutinarios ejercicios nadando  entre tiburones alrededor de la balsa para no perder la forma, Poon Lim se sentó a meditar en la barca buscando un recuerdo salvador en el horizonte. Su mirada, perdida, regresó a su pasado, su infancia, su familia, sus cuadros, sus lienzos…
…su pensamiento se confundió con la realidad al divisar un lienzo volar a unos veinte escasos metros del barco. Se trataba de una tela de construcción naval. Probablemente, debería ser del buque que se hundió. Sin parpadear, Lim se lanzó al agua y nadó lo más rápido posible para ‘cazar’ la arpillera.
Poon Lim utilizó la tela para improvisar una pequeña tienda de campaña en la balsa y así protegerse del sol que le estaba desgarrando la piel. Pero la suerte fue aún mayor al descubrir atada en uno de los extremos del lienzo, una larga cuerda de cáñamo que utilizó para encadenarse a la balsa los días de tormenta  y evitar su pérdida en las innumerables caídas.
Semana 6. El ingenio del hambre
Con el fin de las provisiones se acentuó la perspicacia. A partir de la séptima semana Poon comenzó a desarrollar el instinto más arcaico del hombre; aquél que le lleva a perpetuarse por encima de cualquier costumbrismo y doctrina.
Desmontó la linterna, inservible y ya gastada, para forjar un anzuelo con una de sus piezas metálicas. Durante dos días estuvo conformándolo con los dientes y su zapato-martillo hasta dar con la forma adecuada. La cuerda de cáñamo hizo de sedal y la última galleta la reservó como cebo para la primera captura: Una pequeña sardina que sirvió de cebo, a su vez, a mayores capturas. Con las tapas de los botes de galletas improvisó afilados cuchillos con los que destripar el pescado y despegar algunos de los pequeños moluscos y lapas que se adherían a la balsa y funcionaban mejor como cebo.
Las capturas no eran constantes y dependían de las corrientes y los bancos de peces. Una tarde la balsa se adentró en un inmenso banco de pescado que provocó que Poon llenase literalmente la barca de capturas  que sirvieron para los días de más carencias.
Puso a secar el pescado una vez limpio, separando tripas, vísceras y sangre que almacenaba en las esquinas de la balsa. Tal fue el cúmulo de capturas y vísceras que empezó a tener un problema de olor y putrefacción impidiendo, incluso, su correcta oxigenación. Cometió entonces uno de los pocos errores de su travesía cuando, al deshacerse de las vísceras y sangre, provocó la llegada de una legión de tiburones que estuvieron rondando durante varios días, espantando cualquier atisbo de pesca y provocando la mayor crisis de hambruna de la peripecia.
Semana 8. David vs Goliat
Los tiburones no se marchaban y Poon no tenia modo alguno de seguir pescando. El hambre le condujo a la única opción que le restaba: tenía que cazar un tiburón.
Para ello volvió a fabricar un nuevo anzuelo, más grande y resistente, con uno de los clavos que unían los listones de madera a su estructura. Con su zapato-martillo y la garrafa moldeó la vasta aguja que anudó, de nuevo, a su cáñamo ( el cual trenzó para aumentar su grosor y resistencia ). La última cabeza de pescado le sirvió como cebo muerto para engañar a su ‘Goliat’.
 
tiburón Blanco. Foto national geographic
Nada más depositar el cebo, el tiburón elegido (de más de un metro) mordió y agitó la carnada, Poon sabía que su única opción era subir de un tirón seco al escualo para rematarlo a puñetazos en su ‘medio’. A los 10 minutos tenia las tripas del tiburón enlatadas, las aletas a secar y como refresco había preparado la sangre del hígado.
Semana 12. La locura de la sed
Tras el consumo de la garrafa inicial del agua. Poon automatizó la colecta del agua procedente de las lluvias y tormentas utilizando el doble forro de su chaqueta con un peso y practicando un agujero para reconducir al interior de la garrafa. Hasta la 10 semana el ritmo de lluvias debido a la estación había sido suficiente pero después de una gran tormenta que acabó con todas las provisiones sólidas y líquidas y con media balsa se inició una sequía que desencadenó la deshidratación de Poon.
Derrotado por la tormenta, observó como los albatros y gaviotas merodeaban la zona alertados por la podredumbre en cubierta. Poon recopiló todo tipo de algas y plantas marinas del fondo de la balsa y las amontonó a modo de nido de pájaro para atraer a las gaviotas mientras esperaba agazapado y tapado con los restos del lienzo.
Cuando un albatros realizó su picada al nido con restos de pescado, Poon se abalanzó sobre el animal y a dentellazos le sesgó cuello y vida para chupar su sangre y zampar sus carnes. Unos días más tarde la lluvia regresó y Poon recuperó su cuota de agua dulce.
Semana 14. Un Barco a 50 metros
Durante una mañana de su 15ª semana en el Atlántico, Poon fue despertado por un fuerte silbato marino. Creyó haber concluido su pesadilla tras divisar un inmenso carguero americano aproximarse hasta apenas 50 metros de su balsa. Según comentó posteriormente Poon, alguien se percató de su condición de chino justo antes de maniobrar y perderse de nuevo en el horizonte.
Unos días antes Poon habia sufrido la visita de un escuadrón aéreo norteamericano, que le divisó e incluso lanzó una boya-marcador desde el aire.  Una tormenta paralizó el posible rescaté y dispersó la patrulla aérea.
Día 130. El principio del fin
Poon Lim contaba los días con muescas en uno de los lados de la balsa, y las noches con cruces. Posteriormente utilizó pequeños trozos de cuerda para computar el calendario lunar. Sobre el día 130, notó que el agua era de color más verde pálido que de costumbre. Multitud de pájaros volaban entorno a su embarcación y gran cantidad de algas flotaban en superficie. Todos estos son signos alentaron su esperanza de una costa cercana.
 
Poon Lim a la llegada a Belém tres días después de abandonar la balsa
Día 133. El rescate
En la mañana del día 133, el 5 de Abril de 1943, vio una pequeña vela en el horizonte. No tenía bengalas, por lo que saludó agitando su camiseta en un esfuerzo por atraer la atención de la tripulación. La embarcación cambió de dirección y se dirigió a él.
Los tres hombres del pequeño barco pesquero, que hablaban portugués, lo llevaron a bordo. Le dieron el agua y un gran plato de fríjoles secos y continuaron sus labores de pesca, pues no podían regresar a tierra sin captura. Tres jornadas más tarde pusieron rumbo al oeste de Belem, en la desembocadura del río Amazonas de Brasil. Poon había recorrido 1200 kilómetros.
Los Honores
Poon Lim fue capaz de caminar sin problema recién rescatado. Su pérdida de peso durante la deriva fue de 10 kilogramos y pasó varias semanas recuperándose en un hospital de Brasil antes de viajar a Nueva York.
Recibió numerosos honores. El rey Jorge VI le otorgó personalmente la Medalla del Imperio Británico, el premio civil más alto. La Marina Británica editó folletos impresos y los colocó en todas las balsas salvavidas de sus naves describiendo las técnicas de supervivencia experimentadas por Poon Lim. Mientras, la “Ben Line Shipping Company”, compañía armadora del barco hundido, le obsequió con un reloj de oro.
 
Poon Lim el día de su Condecoración
Después de la guerra decidió emigrar a Los EE.UU pero la cuota de ciudadanos chinos estaba completa. Sólo la mediación del senador Warren Magnuson mediante un proyecto de ley, que fue aprobado por el Senado de los EE.UU. y la Cámara de Representantes, sirvió para emitir un visado de inmigración a Poon Lim y permitirle su residencia permanente en los EE.UU. Se Instaló en Nueva York con hijos y nietos y murió, septuagenario, en Brooklyn el 4 de Enero de 1991. Lim entró en el Libro Guinness de los Récords como el hombre que más tiempo ha pasado flotando en alta mar.
En los 80 la escritora Ruthanne Lum McCunn noveló al pie de la letra las aventuras de Poon Lim en el exitoso libro “Sole Survivor”. fuente: kurioso.wordpress.com

lunes, 17 de septiembre de 2012

31,50 €uros Restaurante La Galana (III)

"Plataforma - Refugio" 14/09/2012

Quedamos en Hoyos del Espino para ir desde allí a la plataforma, aparcar el coche y subir al refugio.




Aquí conozco a Ricardo el primo de David.



 Ricardo, David y yo, en la plataforma dispuestos a empezar a andar.

Aquí se puede ver la ruta en wikiloc entre la plataforma y el refugio Elola.

Así estaba la tarde (inmejorable).












Ya asomaba el Elola (10 minutos más o menos, jejejeje)



Al llegar unas cervecitas.



Luego la cena, lentejas, pollo y melocotón en almíbar, todo muy bueno como siempre.



Y luego a la camita en el dormitorio Hermanitos con un par de mantas.


Y no, no ronqué.

domingo, 16 de septiembre de 2012

EVEREST 1996 . . .


En la última entrada hemos querido rendir homenaje a un gran aventurero como Goran Kropp; la historia ha resultado bastante atrayente. así que he creído oportuno enlazar la hazaña que hizo Goran en el 96 durante su, primero travesía en bicicleta desde Suecia hasta Namche Bazar, y una vez allí subir el Everest en solo sin O2 adicional. Como hemos relatado anteriormente fue brillante la forma de conseguirlo, una verdadera hazaña tristemente, no propia de nuestros tiempos. Para ensalzar aún más si cabe la figura de Goran, he creído conveniente como digo, situarla dentro del contexto donde se produjo, añadiendo una serie de experiencias que tuvieron lugar, mientras el bueno de Goran dormía en la tienda del CB con su chica, a la espera de un mejor pronóstico de tiempo para hollar la venerada cima.

Así pues, a continuación os presento el sueño que vivió Goran, pero desgraciadamente desde otro punto de vista. Los protagonistas de la entrada de hoy son el genial alpinista Anatoly Boukreev, el escritor americano John Krakauer y su compatriota Beck Weathers. Es la historia que se teje durante el famoso desastre del everest del 96. Conozcamos algunos datos:

ESTO ES LO QUE SUCEDIÓ VERSION KRAKAUER

Scott fischer 1994
El estadounidense Scott Fischer (a la izquierda de la foto), fundador de la empresa de guías Mountain Madness, en la cima del Everest en 1994.  Fischer murió el 10 de mayo de 1996, durante la tormenta que asoló la montaña.  / Mountain Madness
Acabo de terminar Into Thin Air, del montañero, escritor y periodista Jon Krakauer, publicado en español como Mal de altura (Ediciones B, 1999; Desnivel, 2008) se  trata como una crónica novelada de la tragedia que ocurrió en 1996 en la montaña más alta del mundo (8.848 metros).
Hall and Ball - Rob Hall And 
Adventure Consultants 1996 Everest Expedition At Everest Base Camp
Miembros de la expedición de Adventure Consultants en el campamento base. En la fila de abajo, a la derecha, la japonesa Yasuko Namba, cliente de AC; el tercero y cuarto por la derecha son, respectivamente, los neozelandeses Rob Hall, dueño de AC y jefe del grupo, y Andy Harris, uno de los guías. El primero por la izquierda es Doug Hansen, otro de los clientes. Los cuatro murieron en el descenso.

Durante la temporada de escalada de ese año, la más mortífera en la historia de la montaña, murieron 15 personas; ocho de ellas, pertenecientes a tres expediciones distintas, el 10 de mayo, cuando una fuerte tormenta azotó por la tarde el  Everest. También bajó los niveles de oxígeno en el aire. Cuatro de los alpinistas muertos pertenecían a la misma expedición (arriba se puede ver una foto del grupo), organizada por  la empresa neozelandesa Adventure Consultants, con la que viajaba Jon Krakauer, enviado al Himalaya para escribir un reportaje sobre la creciente explotación comercial del  Everest para la revista Outside. El desastre fue muy conocido y levantó gran controversia sobre la masificación del Everest y el diletantismo de los escaladores.

EverestBaseCamp2

Into Thin Air es, de largo, uno de los mejores (si no el mejor) libros sobre montañismo que he leído. Recrea de manera tan magistral el mundo de la escalada en altura --los efectos de la fatiga y la hipoxia, la vida en el campamento base, las heladoras noches de insomnio en las tiendas de nailon, el frío “doloroso, escalofriante y enloquecedor” en la cota de los ocho mil metros--,  que la historia te atrapa desde la primera página (el fragmento de abajo pertenece al primer capítulo) y ya no te suelta hasta la última, en un crescendo que te deja sin aliento

Kathmandu_,_Nepal_,_Himalayas_,Everest_2

“Encaramado a la cima del mundo, con un pie en China y el otro en Nepal, limpié de hielo mi máscara de oxígeno, encorvé la espalda al viento y contemplé, abstraído, la enorme extensión del Tíbet. De un modo difuso, con cierto distanciamiento, comprendí que el paisaje que se extendía debajo de mí presentaba una vista espectacular. Había fantaseado mucho sobre aquel momento y la oleada de emociones que lo acompañaría. Pero ahora que por fin estaba allí, literalmente de pie en la cima del Everest, no tenía fuerzas para pensar en ello. Era el 10 de mayo de 1996, a primera hora de la tarde. Hacía 57 horas que no dormía. La única comida que había sido capaz de tragar en los tres días precedentes era un bol de sopa de ramen y un puñado de cacahuetes. Semanas tosiendo con violencia me habían dejado dos costillas separadas que convertían en un tormento el mero hecho de respirar. A 8.848 metros, en la troposfera, me llegaba tan poco oxígeno al cerebro que mi capacidad mental era como la de un niño retrasado. En aquellas circunstancias, poca cosa podía sentir, a excepción de frío y cansancio.”
Ng Dorjee Sherpa

Mientras Krakauer empieza el largo y peligroso descenso tras coronar la cima, con la reserva de oxígeno al límite, otros 20 escaladores de su grupo seguían empeñados en alcanzarla sin advertir las nubes que empiezan a cubrir el cielo. “Cuando me disponía a hacer rapel sobre el borde del escalón, me percaté de un alarmante espectáculo”, escribe Krakauer, quien durante la espera se quedó sin oxígeno,  “Nueve metros más abajo, en la base, había una cola de más de una decena de personas. Tres escaladores habían empezado ya a subir por la cuerda que yo me disponía a utilizar para el descenso. Mientras intercambiaba triviales felicitaciones con los que iban pasando, por dentro pensaba, exasperado: ¡Daos prisa, joder, daos prisa! ¿Mi cerebro está perdiendo millones de células.”   Seis horas y 3.000 metros más abajo, con la ventisca azotando ya las laderas de la montaña, Krakauer llega a su tienda helado y sufriendo alucinaciones por la falta de oxígeno. Seis de sus compañeros aún no han regresado

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“Más adelante --después de haber localizado los cuerpos, después de que los cirujanos amputaran la mano derecha gangrenada de mi compañero Beck Weathers, la gente se preguntaba por qué, si el tiempo había empezado a empeorar, los alpinistas no habían hecho el menor caso ¿Por qué unos guías avezados siguieron ascendiendo, empujando a una manada de deportistas relativamente inexpertos (cada uno de los cuales había pagado hasta 65.000 dólares para que lo llevaran sano y salvo hasta el Everest) hacia una trampa mortal?”
Everest google earth

Into thin air critica la banalización del montañismo: abundan las expediciones comerciales que arrastran literalmente hasta la cima, aupados por los  sherpas, a personas que no saben escalar. Participar en una expedición al Everest cuesta entre 24.000 y 54.000 euros por persona. Durante la primavera de 2007 llegaron a la cima  630 personas, tantas como en los cuarenta años que transcurrieron desde la primera conquista de la cumbre, la de Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, el 29 de mayo de 1953, hasta 1993. En mayo de 2008, más de 130 alpinistas llegaron a coronar el Everest en un solo día. El aluvión de gente es tal, que provoca tapones en los pasos difíciles como el Escalón Hillary, una escarpa muy pronunciada de la vía del Collado Sur, e impide subir y bajar a la velocidad necesaria: una de las causas de la tragedia de 1996. La otra: los guías saben que no deben sobrepasar jamás la hora de bajada, porque permanecer más tiempo puede significar la muerte; sin embargo, la presión de los clientes  y la rivalidad entre los guías de las expediciones de Adventure Consultants y Mountain Madness pudo con la profesionalidad y la prudencia.
Sergey Ilyukhin campo base sur

Como después en Into the Wild (Hacia rutas salvajes; Ediciones Zeta, 2008), también sobre un hecho real (el viaje sin retorno de Chris McCandless, un joven de 24 años cuyo cadáver apareció en un remoto lugar de Alaska en 1992), Krakauer hace un magistral ejercicio de periodismo de investigación, entrevistando a todos los que estaban allí ese día, tratando de desenmarañar las causas de la tragedia, hurgando en su propia responsabilidad en lo ocurrido.




ANATOLY BOUKREEV  se defendió en su libro "THE CLIMB" de las acusaciones vertidas por John Krakauer; esto aparece en su wiki:




"Bukréyev era el escalador guía responsable de la expedición "Mountain Madness" dirigida por Scott Fischer. La expedición tenía 8 clientes, cada uno de los cuales había pagado alrededor de 50.000 dólares USD por un intento guiado de ascensión a la cima del Everest. Cinco de ellos eran experimentados escaladores, de ellos cuatro con experiencia en alta montaña.
La ascensión fue demasiado lenta y los clientes llegaron a la cima pasadas las dos de la tarde (un hora demasiado tardía), Fischer no lo hizo hasta las 15:45. Bukréyev, que escalaba sin oxígeno, volvió rápidamente al campamento IV para reponer fuerzas y coger suministros. Durante el descenso del resto del grupo se desató una fuerte tormenta que enterró en nieve las cuerdas fijas y la huella abierta en la subida. La escasa visibilidad hizo el resto y los escaladores no pudieron encontrar el camino de vuelta hasta que Bukréyev encontró a tres de ellos y los guio hasta el campamento IV. No tuvo fuerzas para salir nuevamente. Scott Fischer, extenuado por la subida, no consiguió volver al campo base. Al día siguiente, Bukréyev realizó tres salidas en busca de los que no habían regresado, encontró a Fisher congelado a 8350 metros, en el collado Sur, sobre las 19 horas.
El periodista norteamericano Jon Krakauer recogió su versión de los hechos acaecidos aquel día en un artículo llamado "Into thin air", publicado en Outside online[3] y después lo ampliaría en un libro homónimo, titulado en España "Mal de altura". En él destacaba el gran cúmulo de errores cometidos y acusaba indirectamente a Bukréyev de las cinco muertes acaecidas en su expedición por haber abandonado a sus clientes, debido, según él, a haber escalado sin oxigeno, lo que mermaba su capacidad de ayudarles. Le acusaba, incluso, de no llevar la ropa adecuada para afrontar la cima. Aunque recogía que finalmente rescató a tres de ellos.
El libro levantó gran polémica en el mundo de la escalada.[4] Para defenderse, Bukréyev puso en manos del escritor Gary Weston DeWalt sus diarios de expedición, notas personales y cartas. Éste se encargó de recopilar toda la información posible, inlcuyendo entrevistas a los supervivientes -Bukréyev y Krakauer incluidos- y reunirla en un libro denominado "La escalada. Trágicas ambiciones sobre el Everest"(1997). Algunos de los hechos narrados en este libro difieren de lo expuesto en el libro de Jon Krakauer y otros escritos por otros tres supervivientes de aquel día. La acusación de Krakauer de no llevar ropa adecuada se desmontó simplemente aportando una foto de Bukréyev en la cima con uno de los clientes experimentados, Martin Adams.[5] En el libro se narra que otro escalador se encontró a Krakauer totalmente exhausto y lo vio a punto de despeñarse en un tramo sin cuerda fija entre el "Escalón de Hillary" y la Cima Sur. Krakauer había omitido este incidente. Además, Krakauer había cometido una serie de errores claros, como confundir a Martin Adams con Andy Harris e informar al campo base que Harris se encontraba refugiado en uno de los campamentos de altura cuando no era así. Krakauer admitió todo ello y tuvo que rectificar su libro.





Y POR ÚLTIMO LO QUE LE SUCEDIÓ A BECK WEATHERS y algunos cascharrillos más....




Más de 40 cadáveres siembran los últimos 800 metros de la cara norte del Everest. Azotados por una ventisca perpetua que los mantiene siempre visibles al sempiterno escalador. Beck Weathers, un adiestrado alpinista norteamericano, compartió postura y convivió con todos ellos mientras esperaba en coma su muerte durante la primavera de 1996. Con sólo la cara y una mano al descubierto permaneció hundido e inconsciente bajo la nieve más de 30 horas antes de que su cerebro inexplicablemente decidiera salvarle

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Espectacular atardecer en el Monte Everest (8.850 msnm) desde Kala Pattar

Beck Weathers perteneció a la infausta expedición protagonista del “Desastre del 96“. El año más mortífero de la historia en el Everest, con 15 fallecidos; 9 de ellos tras una repentina y extraña ventisca a escasos metros de la cumbre.

    dijo:

    “Al principio creí que se trataba de un sueño, cuando volví en mí, pensé que estaba en la cama. No sentía frío ni nada. Me puse de lado, abrí los ojos y vi la mano derecha delante de mi cara. Entonces reparé en lo congelada que estaba y eso me ayudó a reaccionar. Al final, desperté lo suficiente como para darme cuenta de que estaba hecho una mierda y de que la caballería no vendría a salvarme, de modo que tenía que espabilarme por mí mismo” Beck Weathers


La historia de su segundo nacimiento está llena de hechos tan increíbles como inexplicables. Un equipo de especialistas de la National Geographic comandados por el Doctor Ken Kamler acompañaron a la aciaga expedición de Beck para investigar sobre el movimiento de las placas tectónicas y dar fe científica de todo lo acontecido. El mismo equipo que dio por muerto -hasta tres veces- al pobre Beck.

Beck Weathers, de 49 años, tenía 10 años de experiencia en alta montaña cuando se embarcó en el difícil ascenso del Everest. No sin antes pasar varios meses de durísimo entrenamiento coronando seis de las siete cumbres más altas del planeta. Estaba preparado. Un año antes, incluso, se había operado los ojos para corregir su miopía y encarar con mejor visión el desafío, en lo que sería la decisión desencadenante de su desgracia.

10 de Mayo. Cuando todos los escaladores llegaron al borde sudoeste, pasado el campamento IV y a escasos 450 metros de la cumbre; una descomunal tormenta no prevista les sorprende en la última cuerda montañosa. Y digo cuerda montañosa porque en esa arista, un puente de 300 metros que conduce a la cima, nadie va atado; no hay cuerdas entre los alpinistas porque hacia cualquier lado la pendiente es tan vertical que si te atas a alguien, le arrastras contigo en caso de caída. A la izquierda 2.500 metros antes de aterrizar en Nepal; a la derecha 3.600 metros antes de dar con tus huesos en el Tibet.

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Primeros auxilios de Beck a la llegada al campo III

En esa tesitura, a una temperatura de -50 grados centígrados, con vientos de 90 kilómetros por hora y en el apogeo del derroche láctico; los alpinistas empezaron a colapsar con el último martillazo de la naturaleza; entregándose al destino e hincando las rodillas a escasos metros de su objetivo. En ese momento había 20 escaladores y un parte de tiempo equivocado en los últimos 600 metros de ascensión. El drama acababa de comenzar.

Rob Hall daba el parte por radio al campamento III de la cabecera de la expedición a escasos metros de la cima. Su compañero Doug Hansen estaba exhausto y no podía ni continuar ni bajar. Se quedaría con él a esperar los refuerzos. También informó que Beck Weathers, nuestro protagonista, había colapsado durante la tormenta y yacía muerto en la nieve una decena de metros más abajo. Desde el campamento conminaron a Rob a que abandonase a Doug para poder salvar su vida. Rob contestó:

“Imposible. Ambos estamos escuchando…”

Rob firmo con serena lealtad su sentencia de muerte no sin antes pedir al campo III que le pusieran en contacto -via satélite- con su mujer, embarazada de siete meses, en Nueva Zelanda; de la que se despidió en la más absoluta soledad después de decidir el nombre de su futuro hijo.

Desde el campo III salió un equipo de rescate hacia la arista. Todd Burleson y Peter Athans, ayudantes del médico de la expedicion, arriesgaron sus vidas en la imposible tormenta para salvar otras, quizás las menos. Al llegar al caos conminaron a los más fuertes a bajar hasta el Campo III, a 7.310 metros y estabilizaron a los colapsados en espera de imposibles. No encontraron a Beck Weathers.

Los compañeros le buscaron durante todo el día para certificar la muerte antes anunciada, pero la ventisca hacía imposible ver mas allá de un par de metros. Además el propio Beck, como contaría más tarde, se había desviado unos metros de la cuerda a causa de la ceguera que le estaba provocando la congelación de sus globos oculares. Las cicatrices de su antigua operación habían reventado por el frío y su visión antes de desvanecerse era prácticamente nula. Beck decidió antes de ‘doblar la rodilla’ resguardarse del fuerte viento en un recoveco de nieve para esperar la bajada de sus compañeros. Se barruntaba el fin.

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Aspecto que presentaba el rostro de Beck unas horas y unas semanas después


El día 11 de mayo. 24 horas después de su desmayo. El equipo encontró el cuerpo de Beck Weathers, al lado del cadáver de la japonesa Yasuko Namba y cubierto completamente de hielo excepto media cara y la mano derecha que se erguía como un palo, congelada con los dedos abiertos y por encima de la nieve, como saludando. Comprobaron con dificultad que aún respiraba débilmente desde el coma y decidieron, ante la imposibilidad de efectuar un traslado imposible, certificar su segunda ‘muerte’. Al fin y al cabo nadie había despertado nunca en la montaña de un coma hipotérmico.

Lo que ocurrió a partir de ese momento es un completo misterio para la ciencia. El Doctor Ken Kamler construyó y explicó su particular teoría para luego pasearla en infinidad de conferencias y TED talks de turno. Beck permaneció 30 horas en un estado catatónico. El oía a sus compañeros pasar y decir “está muerto” pero no podía ni moverse ni parpadear cuando marchaban. El cerebro del alpinista había revertido una hipotermia irreversible. ¿Cómo lo hizo? Según las especulaciones del doctor Ken el lóbulo temporal, en lo más profundo del cerebro y encargado de guardar los recuerdos; fue el último en abordar la hipotermia. Becks consiguió despertar porque los fuertes recuerdos de su familia mantuvieron la glucosa y la energía en la parte del cerebro donde también radica la voluntad: Las circunvoluciones del cuerpo calloso.

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Simulación de un ‘Tac’ del cerebro de Becks en las cuatro fases de su agonía: 1.- Escaner en estado normal. Flujo distribuido. 2.- Lóbulos frontales con mayor flujo. Se pone atención en los músculos. Apenas hay actividad en el centro o de ‘recuerdos’. 3.- Flujo desaparece. Casi no hay actividad. 4.- La parte central o de recuerdos se ilumina de nuevo, al pensar en su familia.


36 horas después del inicio de la gran ventisca Beck apareció tambaleándose como una momia en la tienda médica del campo III:

Hola Ken… ¿Dónde me puedo sentar? [...] ¿Aceptas mi seguro de salud?

El primer chequeo fue desolador. Tras su aparente lucidez se escondía un cuerpo congelado y rígido. La mano derecha era una piedra y en la cara asomaba ya la necrosis negra del tejido muerto. Los primeros tratamientos iban encaminados a paliar el dolor que despierta el calor del cobijo. Beck fue reservado en una de las carpas mientras atendían al resto de pacientes no desahuciados.

Durante esa noche, la ventisca destrozó la tienda donde estaba en solitario el alpinista y parte del nylon cayó sobre su cabeza, asfixiándole mientras le dejaba a la intemperie. Inmóvil pasó la noche entre gritos estériles y estertores de frío infinito. Cuando el equipo despertó y vieron el panorama pensaron en el desenlace fatal pero Becks… había vuelto a conseguirlo por tercera vez.


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Detalle del rescate con helicóptero y del Doctor Ken practicando una de las curas


Con una camilla de sogas sus compañeros consiguieron evacuarlo al campo base, a 6.500 metros. Un helicóptero lo trasladaría, desde allí a un hospital en lo que se considera el rescate a mayor altura que ha hecho nunca una aeronave de esas características. Beck Weathers pasó hasta 10 veces por el quirófano durante su larguísima convalecencia. Le amputaron el brazo derecho a la altura del codo y los dedos de la mano izquierda y de los pies. También le reconstruyeron la nariz con trozos de piel de las piernas. Nunca más volvió a la montaña.

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POR ÚLTIMO RECORDAR QUE EL BUENO DE GORAN KROPP PERMANECÍA EN EL CB A LA ESPERA DE MEJOR TIEMPO...



FUENTES: kurioso, wiki, desnivel y ordesa net. gracias!!!








martes, 11 de septiembre de 2012

GORAN KROPP CON MAYÚSCULAS

 Ochomiles: Göran Kropp al Everest 1996. Viaje en bici, ascenso en solo . El Origen.


Los Ochomiles han dejado gestas increíbles en la Historia. Sin embargo, hoy  Everest está siendo degradado a destino de turistas ricos, teletransportados hasta el campo base y subidos desde allí por una recua de sherpas mientras respiran O2 artificial. Todo lo contrario de aquella ascensión de leyenda del sueco Göran Kropp en 1996. Salió en bici de su casa en Jönkoring, con todo su material de montaña y comida a cuestas (¡108kg!) Su objetivo: Llegar dando pedales hasta las faldas de Everest, subirlo solo y volver sobre sus dos ruedas. ¡Imposible! Dijeron todos…
Göran Kropp porteando everest
Göran Kropp porteando 65kg en su aproximación al Everest
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GÖRAN KROPP – MOUNT EVEREST 1.996:  
UNA ASCENSIÓN DE LEYENDA EN LOS OCHOMILES.
“Quería una aventura verdaderamente sin precedentes”, decía Göran Kropp. Y en 1996 logró precisamente eso. Partiendo en bicicleta de su hogar en Jönköping , con sus 108kg. de equipo y comida de altura empaquetado bolsas y un remolque, pedaleó sin pausa hasta Nepal. Allí escaló el Everest sin apoyo alguno:  Ni sherpas, ni oxígeno artificial. Basándose únicamente en su propia fuerza para llevar a su tienda de campaña y suministros a lo largo de su aproximación y ascesión a la cima del  más alto de los 14 ochomiles.
En aquel campo base del Monte Everest al que llegó, estallaría poco despues una tragedia histórica reflejada en dos libros clásicos de los ochomiles “Into thin Air” de Jon Krakauer y “The Climb: Tragic Ambitions on Everest” deAnatoli Boukreev. Las expediciones comerciales americanas  lo apodaron “el sueco loco”, una imagen que le encantaba. Alto, ancho y robusto como los vikingos de las antiguas sagas, más aún al verlo armado de casco y piolets avanzando sobre los hielos. Sin embargo,  esa imagen simple ocultaba un hombre amable, reflexivo e inteligente, con una atención esencial a los detalles.
 GÖRAN KROPP: Una vida apasionada.
Rebelde rastafari, soldado de élite y al fin, ochomilista consagrado. 
Para Kropp la pasión por el montañismo comenzó en la infancia. Nacido en 1.966, ya desde muy niño seguía son sus prismáticos las ascensiones de su padre, un abogado de derechos humanos, en las duras y largas vías de escalada caliza en Dolomitas. Ya con seis años, subió con su padre hasta Galdhøppigen, el pico más alto en Noruega. Sin embargo, poco después sus padres se divorciaron, su madre regresó a Suecia con el y la escalada pareció perder todo su atractivo para el joven Göran.
La adolescencia pasó en rebelión extravagante, con una banda sonora de reggae, rock progresivo y el punk. A los 16 se mudó a su propio apartamento, que decoró a lo rastafari y pasó sus años de insituto saltando de concierto en concierto. Tras quemar todas las fiestas y conciertos de su zona, cambió de estilo súbitamente y se  alistó en los regimientos paracaidistas de Suecia. La élite del ejército.  Allí asentó su reputación de excéntrico y dio tambien pruebas escandalosas de su tesón y poderío físico.
En las fuerzas de operaciones especiales conoció a otro joven soldado, Mats Dahlin.  Este apasionado de la escalada logró que reviviera en Kropp su antiguo entusiasmo y lo trajo de vuelta a las montañas. El viaje, las dificultades, la alegría y la falta de regulación que el montañismo autosuficiente aportaba probarían ser el medio perfecto para expresar lo mejor del espiritu libre y rebelde de Kropp.
En 1988, con 22 años, realizó su primera expedición a un pico importante al asaltar los 7134 metros de altura de Pico Lenin, ubicada en Tayikistán/Kirguistán. Kropp y sus compañeros lograron la cima en un tiempo récord de 10 días. Al año siguiente, marchó a Ecuador y allí ascendió Iliniza Sur (5.266 m), Cotopaxi (5897 m), Illimani (6300 m), Huayna Potosí (6.095 m) y el Illampu (6.520 m). En 1990 llegó su primera ascensión de gran mérito. Con una expedición sueca formada por el y Rafael Jensen subió la Muztagh Tower (7.273 m) en Pakistán. Uno de los más difíciles sietemiles del Himalaya y cuarto ascenso de la montaña. En 1991  marchó con su amigo Dahlin a subir el Pico Pobeda (7.439 m) en Kazajistán.  Tras un primer intento a cima, Dahlin se volvió porque se sentía mal. Kropp continuó y llegó a la cima con un fuerte dolor de cabeza, arriesgando un posible edema cerebral.
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GÖRAN KROPP ALCANZA LOS OCHOMILES:
1.992- Cho Oyu /  1.993- K2 / 1.993- Broad Peak
los 14 ochomiles
Los 14 Ocho miles. Gráfico de altitudes relativas. Imagen por Astroedu.net.
Ya en 1992, Kropp finalmente obtuvoel permisos para el Cho Oyu, que con 8.201 metros y rutas de ascenso con peligros objetivos  limitados suele ser usado como el primer asalto a los catorce ochomiles. Durante una escalada de entrenamiento con Dahlin en la Aiguille Verte de Chamonix una piedra golpeó a su compañero en la sien bajo el casco, matándolo. Kropp decidió seguir con la expedición al  Cho Oyu como homenaje a Mats. Condujo un Range Rover todo el camino de Suecia a Nepal, subió en solo al primero de los catorce ochomiles y una vez en la cima dejó calvado el piolet de Dahlin con una foto de su amigo, encarando el Everest.
Un año despues,  llegaba al Karakorum con el objetivo más ambicioso de los ochomiles: Coronar los 8.611 metros del K2.  La segunda montaña por altura, la más difícil de todas si añadimos su dificultad técnica. La ascesión fue rocambolesca: Planes iniciales con suecos, luego agregado a unos eslovenos que lo descartaron y a los que al final hubo de ayudar a rescatar, finalmente ascendía en pareja con el inglés David Sharman cuando este se fracturó una pierna. Kropp  llegó a la cima en solitario y sin usar oxígeno artificial. En el descenso, aún hubo de capear una  tormenta a más de 8.000 metros. La historia atrajo un enorme interés mediático, lo que le pemitió fundar su  compañía Kroppaventyr.se.
En 1994 marchó hacia el Broad Peak  (8.047m) con Andrew Locke , Mats Holmgren y Nicolás Gafgo para abrir nueva vía en la arista sur-suroeste, proyecto en el  que varios grandes escaladores habían fracasado. Tampo ellos pudieron y tuvo que regresar por debajo de 7000 metros para mudar el asalto a cima por la ruta normal. En un primer intento con Locke y Holmgren llegaron solo a la antecima. Sin embargo, Kropp logró reunir fuerza para otro intento y remató la cima principal tras una ascensión rápida y en solitario.
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EXPEDICIÓN DE GÖRAN KROPP AL EVEREST 1996:
Viaje en bici hasta Nepal y ascensión en solo sin apoyo alguno.
Göran Kropp ruta estocolmo al Everest en bici 1996
Göran Kropp Everest 1996: Ruta en bici del Estocolmo (A) al Everest (B)
Al fin, al recibir su permiso para el más alto de los catorce ochomiles del planeta, Kropp decidió honrar al gigante con una ascensión en el estilo más puro que pudiera pensarse: Saldría desde su casa en Suecia, porteando todo su material en una bici con remolque hasta Nepal. Una vez allí, sin sherpas ni oxígeno artificial trataría coronar “Sagarmatha” (“La frente del cielo” en nepalí) honrándola en una lucha de poder a poder.


Los Ochomiles vieron llegar de nuevo a Göran Kropp en Abril de 1996, a bordo de su bici y con 108 kg de material a rastras. El viaje en sí a pedal Estocolmo-Nepal había sido increíble. Le esperaban ahora semanas de porteo en solitario al Campo Base Everest con todo a cuestas, sin yaks, sin porteador alguno. Aún si lograba llegar ¿Podría asaltar la cima de Sagarmatha en solo, sin sherpas ni oxígeno artificial? Allá se fue Kropp, con 65kg embutidos en dos mochilas a cuestas.
Göran Kropp campo altura Everest 1996 2
Göran Kropp en los campos de altura, Everest 1996
GÖRAN KROPP: DE ESTOCOLMO A NEPAL EN BICICLETA, COMO APROXIMACIÓN EVEREST. (13.000KM)
La travesía en bicicleta de Göran desde Estocolmo a Nepal arrastrando más de 100kg  de material y comida de altura a pedales a través de algunos de los países  más peligrosos del planeta, como Turquía, Irán o Pakistán, está llena de anécdotas increíbles y de altos riesgos superados uno a uno mezclando coraje y sangre fría por igual. Entre las primeras, la oferta recibida al refugiarse de una tormenta en un burdel húngaro para yacer (sin cargo) con la hija de la dueña. Entre las segundas, persecuciones a pedradas por unos niñatos en Irán, ser usado para prácticas de tiro del ejército en Turquía y unas cuantas más.
En el muy recomendable libro que realizó tras completar la expedición, Ultimate High, esta parte supone el primer tercio del mismo. Aquí un video filmado desde un todoterreno por su propia novia mientras cruzaba las montañas nevadas de Turquía…adelantando camiones en los descensos!

El porteo de aproximación al campo base de Everest quizá no quede muy épico en los libros. Llevar 65kg en dos mochilones a cuestas durante semanas de valle en valle a gran altitud no es desde luego lo que más llama la atención a la prensa hoy en día. Pero no deja de ser muy llamativo el contraste con algún moderno alpinista de televisión, al que vemos hacerlo con su macutillo, rodeado de yaks y decenas de sherpas que hacen el trabajo duro y les permiten  ”guardar fuerzas”. Lo de siempre en la montaña: No es la cima que se sube, es cómo se ha subido a la cima. Kropp sudó y maldijo casi cada metro de aquella aproximación infernal. Las imágenes lo atestiguan claramente.

Mientras Göran descansaba, compartiendo noches con su novia, pero viviendo en tiendas separadas (¿?)  llegó el turno de las demás expediciones. Un cúmulo de malas decisiones y pequeños incidentes desafortunados acabó con veintitrés personas (¡23!) atrapadas en la tormenta a más de 8.000 metros. Hubo compartamientos lamentables y gestos de un heroísmo sin igual. Al final, cinco muertes, tanto de clientes como de alguno de los más grandes guías del Himalaya.  Hay que leer al menos los dos libros de Krakauer y de Boukreev, ya mencionados en nuestro artículo anterior sobre Kropp, para entender algo de aquel trágico Everest 1.996. Y aún asi…
En medio de aquel desastre ajeno, Kropp hizo lo que pudo por colaborar en los rescates subiendo medicinas a los campos de altura, pero en la zona de la muerte la ayuda externa poco puede hacer frente a los elementos.  De hecho, el propio Göran era muy consciente de que al avanzar en solo asumía grandes riesgos casi a cada grieta pasada en la ruta de ascenso y descenso. Era su estilo y su compromiso.

Superando la congoja y el tétrico ambiente del Campo Base tras la tragedia, Göran se lanzó de nuevo en solo a por su segundo asalto a los 8.848 metros del techo del mundo. Era el 23 de Mayo cuando de nuevo avanzaba solo y sin oxígeno por el escalón Hillary. Esta vez sí lo consiguió. ¡Cima! 
Bajó la montaña. Besó a su novia. Rezó de nuevo una oración por los caídos y volvió a casa. Dando pedales.
En su libro,  el  asalto a la cima ocupa el tercio central del relato. El tercio final es su pequeño homenaje a los caídos en aquella tragedia y un intento de analizar qué decisiones pudieron haberse tomado de otra manera. La vuelta a casa tras su hazaña y el descomunal impacto mediático de la tragedia de la que fue testigo (el alpinismo solo llega a las portadas cuando hay muertos, qué triste) lo conviertieron en un icono global. Siguió escalando ochomiles, como por ejemplo,  con su novia Renata de nuevo al Everest en 1999, la primera sueca en el techo del mundo.
Logró sumar cinco ochomiles en su lista y emprendió a veces con suerte, otras no tanto,  grandes proyectos  de travesías polares sobre esquís en el Polo Norte o en el Sur, viajes marinos en kayak. Siempre con la filosofía de llegar más lejos con lo mínimo posible.  En febrero de 2.002 se mudó con Renata a Seattle. En su nuevo país de acogida era toda una celebridad, muy solicitada para motivar a personas de todo tipo y condición en sus conferencias.
ACCIDENTE FATAL DE GÖRAN  KROPP EN 2002.
El 30 de Septiembre de 2.002 Kropp fue con un admirador, Eren Uruc, a  descubrir una nueva zona de escalada en roca. Como suele ocurrir, el grupo de colegas formó varias cordadas y fueron ascendiendo y bajando algunas paredes de la zona, con distintas técnicas en cada caso. Al fin, Göran decidió asaltar “Air Guitar”, una vía de dificultad media y apenas 25 metros de altura. Un poco más de diversión antes de plegar. Casi llegando a cima, algo falló y Kropp cayó al vacío. Su asegurador, que analiza con increíble sangre fría todos los detalles del accidente a continuación,  no pudo hacer nada pues los seguros instalados por Göran saltaron uno tras otro y al fin su cuerpo se desplomó sobre la arista de la base partiéndose el cráneo.
Su cuerpo allí quedó. Su espíritu libre y rebelde sigue vivo en su obra y en la memoria de aquellos que le conocieron.
Renata sigue hoy guiando expediciones a los catorce ochomiles y realizando travesías. Es una gran montañera y aventurera por derecho propio.  Sigue tratando de transmitir a los demás aquella llama que Göran encendiera. Volvió a su tierra de Jönkoring, y podeis seguir su trabajo hasta hoy desde aquí.
Göran Kropp Memorial carving Air Guitar
Göran Kropp homenajeado al pie de la via donde realizó su ultima escalada.

Información recopilada en mayayo.wordpress.com

lunes, 10 de septiembre de 2012

UNA DE LECTURAS PARA EL PRIMER ANIVERSARIO EN LA RED 8/9/2012


Estamos en Septiembre y para algunos, como es mi caso, es como comenzar un nuevo año. Yo aprovecho para aconsejaros unas indispensables lecturas, tomando siempre como temática, las montañas claro está. La verdad es que le estoy cogiendo el gustillo a esta temática...me resulta tremendamente adictiva. 
Los libros leídos este verano han sido:

  1. La Montaña desnuda. Nanga Parbat. Reinhold Messner. ( muy aconsejable)

Trata sobre la historia que sucedió en el Nanga Parbat en 1970, en una expedición alemana en la que se integraban entre otros Reinhold Messner y su hermano Gunther. El libro es un relato que hace Messner sobre lo que sucedió para que sin quererlo se convirtiera en la persona que hacía la 1º y única travesía desde la Rupal hasta la Diamir en la historia, eso sí, pagando como precio dejar a su hermano en la montaña para siempre. El libro en sí es una lucha del narrador por justificar cada una de sus decisiones, en cada uno de los diferentes momentos, y eso, para el lector es difícil de imaginar o comprender. Lo que es innegable es que Reinhold, que más tarda ganaría la carrera de los 14 x 8000, es un superviviente que ha transgredido con esta experiencia cualquier límite humano, y que esto le marcará de por vida en sus retos venideros como 1º sin O2 al Everest con Peter Habeler, 7 nuevas rutas en ochomiles, 8000 en solitario y siempre sin oxígeno. Pero más allá de su contrastada experiencia que le convierte en poco más que un Dios, las decisiones que toma en el 70 en el Nanga Parbat, aún hoy día genera mucha controversia por lo de bajar por un sitio donde no tienes nada, ni campamentos de altura, ni comida, ni agua... así estuvo muchos días hasta que decidió arrastrarse valle abajo hasta alcanzar a unos Hunzas que le ayudaron y pudo así salvar su vida. No obstante a mi modo de ver el libro es como una justificación de que él hizo lo correcto.

Se trata de un libro bien escrito, con numeroso croquis y fotos de la época, de hecho ésto me parece lo mejor. A través de pictogramas, fotos, diarios de la época te haces una idea bastante aproximada de qué sucedió, o al menos el lector se queda con una referencia definida. Luego será el propio juicio de cada uno, el que nos haga juzgar insconcientemente. Pero aparte de lo narrativo de la historia, hay una pequeña clase de Historia de Alpinismo en sus páginas puesto que narran la mítica expedición de Willy Merkel en el 34, que acabó siendo una gran tragedia, y la experiencia de Hermann Buhl al hollar la cima inmaculada y virgen del Nanga. Por estas razones creo que es un libro de obligada lectura paras todo amante de las batallas en la montaña.

  1. Annapurna. Maurice Herzog. (muy aconsejable)

Otro clásico de la literatura alpina. Maurice narra la expedición francesa al Annapurna de 1950. Lo mejor del libro son los pequeños datos que se desprender de sus protagonistas, pero antes de entrar en materia algunos datos sobre este libro. Se escribió y publicó durante 1951, es decir un año después de la gran cita con la historia. Desde el año 2000, se han vendido 11.000.000 de ejemplares, siendo el libro más vendido sobre temática de montaña en el último decenio. Los protagonistas figuran en primera línea de la Historia Alpina. Además del propio Maurice Herzog, Louis Lachenal, Lionel Terray y Gastón Rebuffat, tejen una de las más bonitas historias del alpinismo, y no por la conquista del 1º ochomil conseguido por el ser humano, el annapurna, sino por la forma en que lo lograron. Las lecciones sobre compañerismo que cautivan al lector se entremezclan con el relato estremecedor y sórdido al que nos somete. Puedes comprender que significa soñar a través del relato del propio Herzog. Su sueño salió algo caro con la amputación de todos los dedos de su cuerpo, pero su felicidad a partir de este suceso no tendrá límites. El autor aún vive en Neuilly-sur-Seine. Prueba de su felicidad tras la conquista son los 62 años que han pasado y que le hacen dirigirse hacia la centena, va a cumplir en Enero 94. Muy buen libro, con un poder narrativo extraordinario y con una serie de croquis que te hacen comprender muy bien como fue la experiencia pionera en lograr éxito en un 8000. Conmovedora la actuación de Lionel Terray.

  1. Expedición al Everest. Charles Clarke (normal)

La expedición inglesa al Everest de 1975 dirigida por Chris Bonninghton, y que tenía como máximos exponentes a la cordada formadas por Dougal Haston y Doug Scott por un lado y Joe Tasker y Peter Boardman por otro. Es un libro que aporta muchas imágenes, algunas de ellas realizadas a gran altura, y que intenta que el lector comprenda a través de una serie de datos, las exigencias de una expedición de estas características. Intentaron y consiguieron abrir con éxito el Pilar suroeste. Utilizaron también a centenares de sherpas, muy al estilo de los primeros expedicionarios. No existe el relato, sino pasajes importantes de la expedición que se destacan, como los diarios personales de los alpinistas y sobre todo redunda la imagen y el dato cuantitativo. Es conveniente recordar que el libro lleva la firma del doctor de la expedición, el médico Charles Clarke, pero los verdaderos protagonistas son Chris Bonninghton como Jefe de Expedición y las cordadas mencionadas anteriormente. Es una edición muy antigua, pero tiene bonitas fotos de la cresta cimera del everest, así como del escalón hillary y la cima sur.

4.El precio de ser pájaro. Ricardo Martínez Llorca. ( normal)

Bajo el el subtítulo “Grandes tragedias del alpinismo español” se presentan estas páginas. El autor es un salmantino que perdió a su hermano en la montaña. Conmovido por la ausencia repentina de su hermano, se pregunta el por qué de la tragedia. Empieza a documentarse sobre tragedias ocurridas en el alipinismo español y el resultado le va al pelo al subtítulo.
Realiza un recorrido por estos accidentes, ocurridos en diversas partes del mundo y por muy diversos motivos. Me pareció oportuno leerlo porque podría resultarme instructivo. El autor entrelaza muy bien los hilos de las tragedias,dándole siempre un enfoque distinto, soñador, no anclado en la desgracia sino marcado por el destino, por lo que nos espera, por la delgada línea roja que no vemos en el momento oportuno. Es un relato bonito, en el que hace un repaso a las más significativas tragedias de la Historia de la Montaña Española, desde a Rabadá y Navarro, Atxo Apellániz, Iñurrategui, Marisa Montes, Manel de la Mata... en fin, un repaso como digo, un tanto lírico a cada una de las tragedias.


5  .Los 14 x 8000 de Juanito Oiarzábal por Kiko Betelu ( normal)


Este libro narra cronológicamente la carrera de Juanito Oiarzábal por conseguir los 14 x 8000. Lo mejor del libro son las fotos y gráficos de donde se montan los campamentos de altura en cada uno de los 14. También salen muchas experiencias paralelas en el tiempo que Juanito  subía a los 14, de otros grandes de la escena himalayista española, como Juan Vallejo, los Iñurras, Atxo, ... Es muy entretenido y te hace volver atrás y hacia delante en busca de información para encajar situaciones que se describen. Lo que menos me gusta es el carácter épico, de heroicidad que le da el autor a todo lo que va realizando Juanito; creo que va en contra del propio Juanito. Es un relato muy del estilo del protagonista; hay ejemplos que te hacen tomar conciencia de quien es el protagonista. Libro para entretenerse.